Tu cara, tu sonrisa…tu personalidad


Dr. Ángel Fernández Bustillo . Nº Col. 6114-NA

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Desde hace varios años, el interés por la salud en general y nuestra estética en particular, no ha parado de crecer. Todo lo que nos rodea nos intenta configurar un canon de belleza y comportamiento, con el que podemos estar o no de acuerdo, pero debemos admitir que en cierta manera nos condiciona. Es nuestra formación y personalidad la que nos ayuda a continuar siendo como somos, y no como nos dicen que tenemos que ser.

Desde que nacemos, nuestra cara y en especial aquellas partes que determinan más su belleza (ojos y sonrisa), nos determina el comportamiento.

¿Hay algo que nos ilumine más que una sonrisa…?; los bebes sonríen antes, incluso, de ver el mundo, dibujada en su pequeño rostro, su sonrisa apacigua cualquier tensión, sosiegan nuestros miedos adultos. Luego crecen y se hacen niños. La imaginación se desborda y el juego se apodera de sus sentidos, todo en su universo pasa por la sonrisa como si esta fuera un motor de explosión que libera toda su energía. La adolescencia nos encuentra en plena transición hacia la vida adulta, todo se cuestiona, las dudas y los complejos afloran, la sonrisa se convierte en nuestra arma mas poderosa para intentar conseguir lo más deseado, con el tiempo la sonrisa se convierte en una actitud, un bálsamo reparador, un recurso terapéutico para afrontar todo lo que venga, es el vehículo para la evasión, el método universal para disfrutar de los pequeños placeres de la vida y parar el tiempo.Y es así, sonriendo como llegamos al final del camino, el ciclo se cierra lentamente y lo único que permanece grabado a fuego en nuestras retinas, es la sonrisa amplia y contagiosa de aquellos que queremos y hemos querido.

Desde la especialidad médica, en la que elegí formarme ( cirugía oral y maxilofacial), nos encontramos diariamente problemas relacionados con la sonrisa y la estética facial. Muchos de ellos están relacionados con la etapa de cambio y desarrollo que nuestro cuerpo y mente sufre durante el periodo denominado “adolescencia” y es importante un conocimiento básico por parte de educadores y padres, de las diferentes patologías que se pueden presentar, los factores de riesgo que las condicionan y las consecuencias que se deben asumir de cara a una vida adulta.

El arte de entender lo bello

En primer lugar, todos tenemos que entender las diferentes maneras de percibir la belleza, y por tanto los defectos. No existen normas, el respeto mutuo es la base, debemos aprender a mirarnos en el espejo, asumir nuestra imagen sin complejos, y crecer en personalidad y formación sabiendo que lo más grande de una persona está en su interior. Ahora bien; por otro lado, es necesario que padres y educadores no olvidemos los trastornos sociales y en el ámbito de la salud, que un pequeño defecto estético puede suponer en un adolescente y la importancia que tiene en su desarrollo personal. Como padres, debemos buscar ayuda médica especializada en edades tempranas, y aunque la mayoría de los casos que precisan tratamiento, este se realiza cuando cesa el crecimiento, es importante que tanto el paciente como la familia conozcan el tratamiento habitual del problema y el momento de hacerlo. Como educadores deberíamos hablar de estética sin condicionantes personales, entender aquellas personas que sufren a diario un “castigo social” por un pequeño defecto físico, las que a diario se “odian” por no gustarse, e intentar trasmitir los diferentes valores que fomentan la autoestima como son: la amistad, sinceridad, el compañerismo, la solidaridad, humildad, capacidad de sacrificio, etc.…..,pero a la vez informando de las diferentes actitudes preventivas que los jóvenes de hoy en día pueden tener para mejorar su estética, y que de modo resumido podrían ser:

  • Confianza en los demás para hablar de sus problemas (ausencia de complejos).
  • Confianza en uno mismo para madurar, sentir el apoyo de padres, educadores y amigos para ser mejor persona (autoestima).
  • No fumar (piel gris, arrugas faciales, perdida de dientes, mal aliento, dificultad respiratoria, capacidad física disminuida, obesidad).
  • No consumir alcohol (la mayoría de las cicatrices faciales en pacientes adolescentes está relacionados con traumatismos, agresiones y accidentes de tráfico en los que el alcohol está presente directa o indirectamente).
  • No consumir drogas (sus efectos a largo plazo son devastadores, físicos y psíquicos, desde el punto de vista estético son evidentes: defectos en la cara y boca del tamaño de una mandarina, producidos por el consumo de cocaína, pérdida de ojos y caras mutiladas por accidentes de tráfico, agresiones sexuales por pérdida de autocontrol…).
  • Hacer ejercicio físico moderado diariamente, dieta mediterránea.
  • Acudir al dentista al menos una vez al año, los niños deben, hacia los 5-6 años, acudir al especialista en Ortodoncia para ser valorados en su crecimiento facial y dental.
  • Acudir al pediatra/médico de familia como indican los programas de prevención.
  • Ante cualquier deseo de cambio de nuestra estética facial, debemos intentar comprender los motivos, y consultar cuanto antes con un médico especialista, quien confirmará o no la posibilidad del mismo. Nunca debe ser, este deseo de cambio, ignorado o rechazado, ya que condicionaremos la búsqueda de alternativas no médicas, tan abundantes hoy en día.
  • Nadie mejor que un médico especializado, puede aconsejarle con respecto a su salud. La estética es en si, el arte de entender lo bello, nuestro papel es educar para poder comprender, que la belleza la determinan diversos factores, sobre todo la satisfacción que produce el desarrollo de los valores fundamentales y no la frivolidad de un canon impuesto…