Todo producto alimenticio que no se vende a granel, tiene que estar etiquetado. Es decir, tiene que llevar una información básica e imprescindible que señale qué es el producto (denominación), de qué está hecho (composición), hasta cuándo se puede consumir (fecha de caducidad o fecha de consumo preferente), qué cantidad tiene (volumen o peso), cómo hay que conservarlo, cómo se usa y quién lo ha fabricado.
El principal objetivo del etiquetado es por tanto informar al consumidor y por ello es de obligado cumplimiento que la información sea clara y legible. Habrá que garantizar además, que el consumidor verá la etiqueta y que esta no habrá sido modificada. Por otro lado, habrá que indicar el grado alcohólico para bebidas con un contenido de alcohol superior al 1,2%.
Lote, caducidad, valor calórico…
En relación a los ingredientes, estos se nombrarán en orden decreciente (por peso o por volumen) de mayor a menor incluidos los aditivos y en cuanto al número de lote, su mención irá precedida habitualmente por la letra “L”. La importancia del lote en un producto es la de facilitar su localización y retirada si se detectase algún riesgo para la salud. Estará indicada la cantidad neta y bruta en el caso de que el producto contenga líquido.
Con los productos o alimentos que son perecederos en corto periodo de tiempo y pueden presentar problemas microbiológicos pasados unos días, es obligado advertir esa condición al consumidor con la fecha de caducidad. Transcurrida esa fecha, no debe consumirse el producto, puede ser peligroso para la salud.
Si por el contrario son productos que no se deterioran fácilmente deberá figurar la fecha de consumo preferente. Si transcurrida la fecha no se ha consumido, no será necesariamente nocivo, aunque puede haber perdido sus cualidades organolépticas.
1. Porción: Es la cantidad de producto que se sugiere consumir o generalmente se consume en una ingestión.
Tamaño de la porción: El tamaño de la porción viene por lo regular expresada en medidas casera como tazas, cucharadas, piezas, gramos o mililitros.
El tamaño de la porción se refiere al alimento cocido y listo para comer.
2. Porciones por envase: Se refiere a la cantidad total de las porciones que contiene el paquete del alimento. Esto es importante porque nos ayuda a saber a cuántas porciones equivale la cantidad del producto que deseamos consumir.
3. Contenido energético: se refiere al total de las calorías que aporta la porción indicada en el paquete. El que un producto no contenga grasa no significa que no contenga calorías.
4. Porcentaje (%) del valor calórico: Este apartado indica el porcentaje de cada nutriente que se presenta en el alimento en relación con el total que se debe consumir al cabo del día. Será al mismo tiempo por lo tanto, un indicativo de cómo los nutrientes en una ración de alimento contribuyen a la dieta diaria total. Es recomendable escoger aquellos alimentos que son altos en los nutrientes que debe comer más y bajos en los nutrientes que debe comer menos.
Si el producto tiene 5% del valor diario recomendado o menos, es bajo en ese nutriente. Si tiene 20% o más, es alto en ese nutriente. Esto puede ser mejor o peor según si te conviene consumir el nutriente en mayores o menores cantidades.
Generalmente este número se basa en una dieta de 2.000 calorías que es la ingesta media diaria de calorías recomendada, pero tu necesidad diaria de calorías puede ser más o menos de 2.000 calorías, según tu complexión, actividad física, estado de salud actual, etc.
• Alimentos que debe comer menos: grasa (especialmente grasas saturadas y grasas trans), colesterol o sodio ya que su consumo puede aumentar el riesgo de contraer ciertas enfermedades crónicas, como las enfermedades cardiacas, algunos cánceres y la presión arterial alta.
• Alimentos que debe de comer suficiente: fibra, vitamina A, vitamina C, calcio y potasio. Estos nutrientes contribuyen a tu salud y ayudan a sentirte fuerte y saludable.
Como podemos comprobar, una lectura minuciosa y bien interpretada del etiquetado nos permitirá una mejor elección de los alimentos que consumimos, contribuyendo así a una mejor alimentación; de mayor calidad y más adecuada y adaptada a las necesidades de cada uno. Fomentamos nuestra educación nutricional y por tanto, nuestra salud.
Por otro lado, esto incentiva a la industria a mejorar la calidad de sus productos y contribuye a facilitar la comercialización de alimentos a nivel nacional e internacional.
Errores más habituales
• Vincular una ración con el producto completo. Lee con calma.
• Confusiones en la lectura e interpretación de la información, las etiquetas de los alimentos cuentan con muchas formas de presentar una misma realidad.
• Las propiedades de los envases obedecen al marketing, no del todo real. Echa un vistazo a la parte trasera para comprobar en qué porciones reales están presentes estos nutrientes.
• Perder propiedades y estar caducado no es lo mismo.
• La cantidad de calorías que presenta un alimento no tiene siempre la misma traducción práctica en nuestro organismo.