El postparto, esa etapa que comienza con el nacimiento de nuestro hijo, supone un gran cambio en la forma de vida de toda la familia, que se adapta a la llegada de ese/esos bebés para criarlos y cuidarlos de la mejor manera posible.
El nacimiento de un hijo es uno de los momentos más importantes en la vida de una mujer, que adapta su vida a la del nuevo miembro a la familia, modificando su rutina, su trabajo, su mentalidad y desarrollando un instinto protector antes desconocido para ella. A menudo presuponemos que es una etapa de disfrute, de tranquilidad, en la que “lo más duro”, el embarazo y el parto, ya ha pasado. Sin embargo, la realidad es bien distinta, se trata de una etapa de cambios físicos, hormonales y psicológicos que llevan a que la reciente madre se encuentre agotada, en ocasiones dolorida por los cambios corporales o el propio parto, con dudas, confusas respecto a los cuidados del recién nacido y con multitud de sentimientos encontrados, que no suelen manifestar por miedo a ser diferentes, a mostrar lo duro que es la maternidad. Es entonces cuando surge la pregunta, ¿Es normal esto qué me pasa? ¿Es normal que tenga ganas de llorar y que me sienta triste tras haber tenido a mi bebé? La respuesta es sí.
Melancolía postparto o Maternity Blues
La melancolía postparto, también llamada Maternity Blues, es un estado emocional que aparece entre el tercer y quinto día postparto como consecuencia de los cambios hormonales y psicológicos propios del postparto. Aproximadamente, entre el 50 y 90% de las mujeres que han tenido un bebé lo sufren y se caracteriza por labilidad emocional, llanto, tristeza, irritabilidad, ansiedad, desesperación…
Debido a su causa fisiológica, su duración es de unos diez días, desapareciendo de forma normal hacía el día doce tras el inicio de los síntomas, sin necesidad de recurrir a ningún tipo de terapia psicológica ni farmacológica.
El tratamiento ideal es aquel que brinda apoyo a la mujer, escucha, cariño, atención…, demostrándose la lactancia materna beneficiosa, mejorando su sintomatología.
Sin un soporte adecuado por parte de su entorno, basado en el conocimiento y la comprensión, hasta el 20% de estas mujeres podrían desarrollar una depresión postparto, con síntomas más marcados y característicos, como puede ser: apatía, fatiga y falta de placer la mayor parte del día, cambios de apetito o pérdida de peso de más de un 5% en un mes, insomnio o hipersomnia, activación o enlentecimiento psicomotor valorable e identificable por los demás, sentimientos negativos como culpa, inutilidad, disminución de la concentración y toma de decisiones y apareciendo, en los casos más graves, ideas recurrentes de muerte.
Esta enfermedad, bien diferenciada de la tristeza puerperal, tiene una incidencia en torno al10-15% en el postparto. Su duración es superior a las dos semanas y afecta de forma evidente al día a día de la mujer. En este caso la situación no estaría dentro de la normalidad y sería necesario ser valorada y tratada por un profesional.
Como podemos ver, hablamos de dos circunstancias distintas en cuanto a sintomatología, duración y manejo. Resulta indispensable acudir a los controles postparto pertinentes, abarcando tanto los aspectos físicos como psicológicos y emocionales para poder identificar estas situaciones en caso de que existan. Ante cualquier tipo de duda al respecto fuera de dichos controles, sería aconsejable pedir una cita con la matrona correspondiente, para que pueda valorar, asesorar y realizar las derivaciones a otros profesionales o los trámites que considere necesarios.