Acné: tratamiento, mitos y realidades


Patricia Arbués Espinosa. Residente de Medicina Familiar y Comunitaria. C.S Delicias Norte. Zaragoza. Pablo Villagrasa Boli. Residente de Dermatología. Hospital Clínico Universitario Lozano Blesa. Zaragoza

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El acné es una enfermedad inflamatoria de los folículos pilosebáceos. Afecta al 80 % de los adolescentes y supone, aproximadamente, el 20 % de las consultas dermatológicas en Atención Primaria y el 10-30 % de las consultas en Dermatología.

Suele presentarse clínicamente de manera insidiosa y progresiva con un gran polimorfismo lesional que incluye comedones, pápulas, pústulas, nódulos, quistes, abscesos y cicatrices, y puede tener gran impacto tanto a nivel psicológico como sobre la calidad de vida de los pacientes y no debe ser considerado por sí mismo como una patología banal. En ocasiones, puede formar parte de enfermedades sistémicas, por lo que, ante procesos muy extensos o acompañados de otros síntomas, es necesaria una correcta valoración médica.

¿Por qué se produce?

Aunque la etiopatogenia no está del todo clara, se sabe que están implicados factores relacionados con la unidad pilosebácea como los factores hormonales (andrógenos), la hiperfunción de las glándulas sebáceas, la microbiota de la piel, la sobreexposición solar y los factores psicológicos y emocionales.

¿Cuáles son las manifestaciones clínicas?

Las lesiones pueden ser:
• No inflamatorias: como los comedones abiertos, puntos negros o espinillas o comedones cerrados o puntos blancos.

• Inflamatorias: como las pápulas, pústulas, nódulos y quistes. Presentan mayor tendencia a producir lesiones residuales y cicatrices.

¿Qué recomendaciones debo seguir?

• Limpieza de la piel mañana y noche para retirar el exceso de sebo.
• No manipular las lesiones.
• Evitar la exposición solar prolongada y utilizar fotoprotectores oil-free o no comedogénicos.
• Evitar el maquillaje no específico para pieles acneicas.
• En varones, el afeitado se realizará con cuchilla y no con maquinilla eléctrica para evitar la irritación de la piel.
• Acudir a su médico para instaurar el tratamiento necesario en cada caso, lo antes posible.

¿Cuál es el tratamiento?

Existen diferentes tipos de tratamientos y éstos pueden ser tópicos o sistémicos.

Los tratamientos tópicos se aplican únicamente sobre el área afectada y pueden tardar 4-6 semanas en iniciar su efecto. Al principio del tratamiento puede observarse un empeoramiento de las lesiones o presentar efectos secundarios como irritación, sequedad cutánea o enrojecimiento de la piel, que irán disminuyendo con el tiempo (tolerancia). Se recomienda evitar la exposición solar y utilizar fotoprotección específica. Algunos de los tratamientos tópicos más utilizados son:
• Peróxido de benzoilo: tiene acción queratolítica, comedolítica, antiinflamatoria y antibacteriana frente a Propinebacterium acnes y frente a Staphilococcus aureus, dos de las bacterias más implicadas en el acné.
• Ácido azelaico: con actividad antimicrobiana, queratolítica y antiinflamatoria. Además, ayuda a reducir la hiperpigmentación residual.
• Antibióticos tópicos: como la Clindamicina al 1% (en gel o solución) 1 aplicación/12 horas o la Eritromicina 2% (en gel o toallitas) 1 aplicación/12 horas. Se utilizan sobre todo en casos a partir de acné pápulo-pustuloso leve-moderado. Se desaconseja su uso a largo plazo y también su utilización en monoterapia.
• Retinoides tópicos: como la Tretinoína 0,025-0,05 % (en crema): 1 aplicación/noche o la Isotretinoína 0,05 % (en gel): 1 aplicación/noche. Tienen actividad comedolítica y antiinflamatoria, y se considera que son los únicos agentes con capacidad para regular la queratinización folicular anormal presente en el acné, pudiendo prevenir la aparición de nuevas lesiones. Recomendados contra el acné comedogénico y en terapia de mantenimiento, tanto en monoterapia como en combinación. Pueden producir irritación cutánea y son potencialmente fotosensibilizantes y fotolábiles, por lo que se recomienda aplicarlo por la noche y utilizar fotoprotección por las mañanas. Están contraindicados en mujeres embarazadas por su potencial teratogénico.

En cuanto a los tratamientos sistémicos, tenemos varias alternativas:
• Antibióticos orales: como la Doxiciclina 50-100 mg/día, Eritromicina 250-500 mg/12 h o Azitromicina 500 mg/24 h. Debemos seleccionar los casos que precisan antibióticos orales para evitar la aparición de resistencias. Como precaución con la Doxiciclina, hay que tener en cuenta que disminuye el efecto de anticonceptivos orales, es fotosensibilizante, no puede utilizarse en embarazo, durante la lactancia ni en menores de 8 años.

• Tratamiento hormonal: como Etinilestradiol/Dienogest: 2 mg/3 μg/día durante 21 días y descansar 7 días. Son conocidos como “anticonceptivos” porque también están indicados con esa finalidad. Están indicados sobre todo en mujeres con signos de hiperandrogenismo, acné que no responde a isotretinoína oral, acné tardío, síndrome de ovario poliquístico o brotes de acné antes de la menstruación. Antes de iniciar el tratamiento hormonal, debemos acudir a un médico para ver si podemos beneficiarnos de este tratamiento, ya que hay que investigar antecedentes de enfermedad tromboembólica, enfermedades cardiovasculares, tabaquismo o migrañas. Suele combinarse con otras terapias.

• Isotretinoína oral: fármaco conocido por sus presentaciones Dercutane, Roacutan o Isdiben, entre otras. Es un retinoide derivado de la vitamina A con acción antiseborreica, anticomedogénica, antibacteriana y antiinflamatoria, logrando la curación en el 70-80% de los casos. Durante el tratamiento, se precisan controles analíticos periódicos (de enzimas hepáticas y colesterol, sobre todo) y es muy importante la protección solar. Los efectos secundarios más frecuentes son sequedad de piel, dolores musculares, y alteración del perfil lipídico y/o hepático. En mujeres, antes de iniciar la terapia hay que descartar embarazo y prevenirlo hasta 2 meses finalizado el tratamiento, ya que este medicamento tiene efectos teratogénicos. Sin embargo, existen métodos anticonceptivos muy eficaces y cómodos para prevenirlo, por lo que no suele suponer un problema.

Mitos del acné

• Solo afecta a adolescentes.
• Es contagioso.
• Empeora con el chocolate.
• La piel acneica no necesita hidratación.
• La piel con acné nunca se debe maquillar.
• La sudoración provoca brotes.

Afirmaciones controvertidas

• Empeora con determinados alimentos.
• El sol y los rayos UVA mejoran el acné: la exposición solar cotidiana con fotoprotección adecuada no es perjudicial pero con la sobreexposición solar, puede empeorar.
• Desaparece solo: algunas lesiones en estadíos precoces pueden mejorar o incluso desaparecer, pero el acné es una enfermedad crónica de la piel que es mejor tratar de forma adecuada.

Realidades

• Es más frecuente en mujeres que en hombres.
• Manipular las lesiones empeora el acné.
• Empeora con los malos hábitos higiénicos.
• Empeora con el estrés y la ansiedad.
• El tabaco favorece la aparición del acné.
• Determinados productos cosméticos favorecen la formación de sebo.
• El acné puede afectar psicológicamente a quienes lo padecen.