Manicura semipermante: una moda en alza


Elena Baztarrica Echarte. Especialista en Medicina Familiar y Comunitaria. CS Berdún. Huesca. Leyre Aguado Gil. Especialista en Dermatología. Clínica Universidad de Navarra. Laura Calvo Barrena. Especialista en Psiquiatría. CS Mental II Ensanche. María Barber Ansón. Especialista en Medicna Intensiva. Complejo Hospitalario de Navarra. Irene Losada Álvarez. Especialista en Urología. Complejo Hospitalario de Navarra

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Hoy en día proliferan en nuestras calles centros de belleza dedicados al cuidado de las uñas. Son centros que se encargan principalmente de una moda creciente, la manicura semipermante o esmaltado de larga duración. Además, las ventas de kits caseros con el mismo uso están en alza, lo que hace que la práctica esté totalmente extendida en nuestra sociedad.

La manicura semipermante ofrece la posibilidad de llevar las uñas perfectamente esmaltadas durante unas dos o tres semanas, garantizando resistencia a golpes, manipulaciones (propias de la actividad laboral o de la actividad física) o líquidos (natación, playa…), así como color y brillo, como el primer día.
Consiste en la aplicación o bien directamente sobre la uña natural o bien sobre una uña acrílica de hasta tres capas de esmalte, secando cada una ellas con luz ultravioleta o luz LED durante unos segundos. Previamente se debe preparar la uña limando su superficie.
La retirada de la manicura requiere colocar directamente un algodón empapado en un producto removedor sobre la superficie de la uña, envolverlo en papel de plata para evitar su evaporación y, tras unos minutos, raspar la superficie de la uña para la eliminación completa del esmalte. Los productos removedores de calidad tienen bajo porcentaje de acetona pero habitualmente suele usarse acetona pura.

La dermatitis alérgica de contacto

Todo este proceso no está exento de riesgos. En primer lugar la preparación de la superficie exige el limado de la uña, que no debe ser excesivo , ya que ésto podría eliminar capas de la uña y en consecuencia debilitarla.
Respecto a los esmaltes, contienen acrilatos UV curables, que son acrílicos de alta viscosidad que reaccionan a las radiaciones ultravioleta generando lo que se conoce como polimerización, lo que transforma a la tinta de
curado UV en un elemento solido y estable.
Están descritos en la literatura científica casos de dermatitis alérgica de contacto secundaria al uso de dichos acrilatos, que, aunque son más frecuentes en el personal que trabaja en los salones que está más expuesto al producto, pueden desarrollarse también en usuarios.
La dermatitis alérgica de contacto consiste en una reacción inflamatoria que puede afectar al área periungueal incluyendo los pliegues periungueales, el hiponiquio y, en ocasiones, el lecho ungueal.
En algunos casos, las lesiones aparecen en los párpados, la cara y el cuello por transferencia del monómero alérgico a estas áreas. Esta dermatitis requiere un periodo de sensibilización previo con el alergeno (los acrilatos en nuestro caso) que puede ser variable, de meses a años, y una vez que se ha producido la sensibilización, las lesiones suelen aparecer entre 24 y 48 horas tras nuevas exposiciones al alergeno. Además dicha dermatitis podría estar asociada al desarrollo de onicolisis, que consiste en una separación distal o lateral de la uña del lecho ungueal, y que además podría predisponer al desarrollo de infecciones por hongos (Trichophyton rubrum, Cándida albicans…) o bacterias (Pseudomonas aeruginosa, Staphylococcus aureus…).
Respecto a las luces de secado con luz UV, éstas suponen la incidencia de rayos UV directamente sobre la piel, lo cual podría predisponer al desarrollo de lesiones por daño solar en la piel, pero el tiempo es inferior al minuto por lo que la dosis recibida es escasa. Además hoy en día los salones sustituyen dicha luces por luces LED que requieren todavía menos tiempo de secado.
En cuanto al retirado, muchas personas arrancan la capa de esmalte cuando ésta comienza a levantarse, lo que podría arrastrar capas superficiales de la uña, contribuyendo a que se vuelva más débil. Lo mismo ocurre con los removedores de acetona pura, que resultan más abrasivos sobre la superficie de la uña.
Con todo, podemos concluir que el esmaltado de larga duración es una moda que no está libre de riesgos y que como todo, deberían buscarse centros de belleza que cuenten con productos de alta calidad y con profesionales bien formados con el fin de minimizar los riesgos.