Acoso escolar ¿es posible detectarlo a tiempo?


(1) Dra Raquel Calvo Ablanedo y (2) Ana Guinea Hidalgo

Print Friendly, PDF & Email
Aunque el maltrato entre alumnos ha existido desde siempre, nadie hablaba de acoso escolar ni se preocupaba por cosas que se consideraban propias de la edad.

En los últimos años cada vez son más los casos que saltan a la prensa de niños que han sufrido este acoso durante años, sin que nadie haya intervenido y que terminan en dramáticas circunstancias. Cuando leemos estas noticias nos surge el miedo, nos preguntamos con cierta angustia: ¿Algo así puede ocurrir en el cole de nuestros hijos? ¿Seremos capaces de darnos cuenta? E inmediatamente intentamos tranquilizarnos pensando que estas cosas pocas veces ocurren en la relidad.

En uno de los mayores estudios sobre acoso escolar realizado en España por Iñaki Piñuel, profesor de la Universidad de Alcalá de Henares, se encontraba que un 23,2% de los niños españoles sufre acoso escolar (aproximadamente 1 de cada 4). Era mucho más frecuente en niños de primaria, disminuyendo el porcentaje conforme se avanzaba en edad, llegando en bachillerato a un 6%. Ocurre en ambos sexos, aunque los niños suelen ser victimas de niños varones y las niñas suelen se victimas de otras niñas. Los primeros utilizan más la agresión física y las amenazas directas mientras que las niñas intentan aislar socialmente.

Hay una diferencia importante entre las peleas de los niños, las bromas sin mala intención entre amigos que ocurren de forma esporádica y que son parte de las relaciones normales entre compañeros, y el problema al que nos estamos refiriendo.

Hablamos de acoso escolar cuando un niño está expuesto a acciones negativas, agresivas, de manera repetida por parte de uno o varios compañeros, de manera intencionada, estando en una situación de indefensión.

La violencia escolar puede ser física en forma de patadas,”collejas”, palizas, pero lo más habitual es que se produzca una violencia psicológica en forma de exclusión social posicionando a los demás en su contra, ridiculizándole, haciendo correr rumores, poniéndole motes; utilizando la intimidación, el chantaje, las amenazas, los insultos constantes.

Todo ello acaba generando unas consecuencias devastadoras en el niño que está viviendo esta situación, con problemas emocionales importantes. El niño acosado comienza a creer que todo lo hace mal, que es un desastre, empieza a tener una visión pesimista de todo e incluso muchas veces piensa que los que le acosan tienen razón. Puede aparecer baja autoestima, problemas psicosomáticos, depresión, ansiedad, insomnio, fracaso escolar, fobias y en casos graves incluso ideas de suicidio.

Por ello es muy importante estar alerta si nuestro hijo relata algún tipo de agresión, pero deberemos analizar bien la situación porque a menudo los niños, más si son pequeños, explican los hechos a su manera y si le damos excesiva importancia podemos generar un problema donde no existía. Seamos cautelosos e investiguemos si lo que relata el niño es algo esporádico o estamos ante una situación real de acoso escolar.

¿Quienes lo sufren?

Durante años siempre se ha pensado que el niño que sufre el acoso es el “marginado”, “el gordito”, “el gafotas”, pero la realidad es que cualquier niño puede ser victima de acoso. En un niño popular, bien relacionado, un incidente aislado (no meter un gol, un comentario en clase, llegar tarde) puede hacer que el acosador se fije en él y decida convertirlo en su diana. Sin embargo hay niños que tienen más probabilidades de terminar siendo victimas de un acoso:

  • Niños centrados en los estudios, con buenas relaciones con los profesores
  • Niños con pocas habilidades sociales que hablan a destiempo, se meten en los grupos… pueden servir de excusa a los agresores
  • Niños sobreprotegidos, pasivos sin capacidad para dar una respuesta asertiva, inseguros
  • Niños más tranquilos, que no les gustan los juegos físicos y prefieren estar con las niñas
  • Niñas más movidas que prefieren juegos más activos como el fútbol
  • Alumnos con necesidades educativas especiales
  • Alumnos en minoría étnica

¿Como lo detectamos?

Si sospechamos que nuestro hijo está sufriendo un acoso, lo primero que hemos de hacer los padres es intentar hablar con él. A veces los niños que están sufriendo un maltrato lo cuentan enseguida, pero otras veces pueden ser reacios a hablar de sus experiencias, porque están desconcertados, o porque se sienten avergonzados porque los padres puedan pensar que son unos cobardes y no saben defenderse, o por el propio miedo a pensar que si hablan el acoso será mayor.

Puedes preguntar a tu hijo directamente, aunque otras veces será mejor utilizar preguntas indirectas, como: ¿Hay niños en tu cole que se metan con otros niños? Los niños que se meten con otros ¿que les hacen? ¿Qué sueles hacer cuando estás en el recreo? ¿Qué tal en el autobús o de camino al cole, te lo pasas bien? No obstante hay algunos síntomas externos que pueden ayudarnos a identificar que algo está pasando:

  • Somatizaciones (quejas físicas: “no me encuentro bien”, “me duele la cabeza”, “me duele la tripa”….) antes de ir al colegio; a veces hay que ir a recogerlo porque no se encuentra bien Bajón en el rendimiento académico, no quiere hacer las tareas, empeoran las notas
  • Faltas a clase, empieza a decir que no quiere ir al cole
  • Cambios en el carácter: más irritable, menos comunicativo, se aísla en su habitación
  • Tristeza, angustia, nerviosismo, llora sin motivo
  • Alteraciones en el apetito
  • Alteraciones en el sueño (duerme mal, grita por la noche, tiene pesadillas)
  • Conductas de evitación social: no quiere ir a cumpleaños, excursiones, quedarse jugando en el patio…
  • Comentarios de que “no vale para nada”
  • Preocupación por la seguridad de los padres y hermanos
  • Vuelta a casa con ropa o material roto, o no lo trae, trae heridas o moratones
  • Amenazas o agresiones a otros niños o hermanos menores

No siempre que aparecen estos síntomas la causa es un acoso escolar, pero es importante estar alerta ante la aparición de alguno de ellos e investigar las posibles causas para intervenir, tanto en el ámbito escolar, como acudir a un especialista que ayude al niño a superar la situación que está viviendo.

La detección e intervención tempranas son fundamentales, muchas veces vemos en consulta niños que han sufrido un problema de acoso durante años, sin que ni en el colegio ni en la propia familia se hayan percatado ni se les haya dado ninguna importancia, con consecuencias devastadoras para su futuro.