Alimentarse bien en verano


Cristina Fernández Miqueleiz

Print Friendly, PDF & Email
Logotipo CODINNA
El término verano es para muchas personas sinónimo de tranquilidad y libertad, creyendo merecerlo todo para compensar los meses anteriores de trabajo y esfuerzo. Sea cual sea nuestro destino vacacional, serán las comidas especiales y el descanso lo más deseado en el verano que se acerca.

Olvidarse del reloj para dar paso al descanso y la relajación lleva consigo una serie de hábitos que distan mucho de los que se realizan el resto del año, comenzando por las horas que pasamos fuera de casa.

Cambio horario: Prácticamente todas las tomas del día se retrasan de hora ya no hay tanta prisa para levantarse de la cama y mucho menos para acostarse.

Comidas fuera de casa: Es habitual sustituir las comidas tradicionales por otras mucho más informales bien sea en el campo, en el monte o en la playa. A esto hemos de añadir la gran concentración de fiestas y la celebración de eventos especiales que se concentran en la época estival, así como las comidas en restaurantes y hoteles de toda la geografía.

Mayor picoteo: El inicio del verano da paso también a aumentar el consumo de helados, refrescos, barbacoas, tapeo, bocadillos y ¡cómo no!, el clásico buffet libre.

Menor variedad de comidas: Quizás porque durante los meses de verano resultan más apetecibles las ensaladas y las frutas por su toque refrescante, se dejan de consumir grupos de alimentos básicos como legumbres, patatas o verduras cocidas.

Si en verano nos vamos a premiar con una serie de caprichos culinarios, hemos de compensarlo realizando más ejercicio físico. De esta forma, nuestro aspecto físico y el estado de ánimo será todavía mejor. En esta época del año los días son largos y hay tiempo para todo lo que nos propongamos. Si mantenemos unos buenos hábitos generales, menos esfuerzo supondrá adaptarse a la nueva situación al término del verano. Recordemos que también podemos…

Realizar actividad física

Aunque es cierto que durante el verano quedan suspendidas muchas de las actividades deportivas y los cursillos, no es excusa para que no busquemos otras alternativas para aumentar la actividad física. Las agradables temperaturas nos ayudan a potenciar los ejercicios al aire libre y nada más sencillo para personas de todas las edades como es el caminar. Podemos elegir el ritmo y la compañía deseada para que no suponga una tarea forzosa y sea cuanto más una actividad divertida. La lista de acciones es innumerable, si bien es cierto que conviene elegir las primeras y últimas horas del día para evitar el calor intenso del mediodía: paseos por los jardines de la ciudad, caminatas por la playa, senderismo en el ámbito rural, excursiones al monte, visitas culturales, desplazamientos en bici, natación en la piscina, bailes o juegos de palas.

Hidratar el cuerpo con bebida sana

Helados cremosos, cervecitas frías y refrescos azucarados no son las únicas alternativas para hidratar el organismo. Por supuesto que podemos consumirlas pero de una forma esporádica y combinando estas opciones con otras sanas y, sin duda, sabrosas. La mejor forma de quitar la sed es bebiendo agua, por ello conviene beber constantemente agua para no calmar toda nuestra sed a base de grandes cantidades de refrescos. Otras alternativas para aumentar la hidratación son limonada casera, refrescos light, polos de hielo, batidos de frutas, cremas frías de verduras, gazpachos, frutas de temporada, etc.

Incorporar platos nuevos

Olvidarnos durante el verano de alimentos básicos como legumbres, patatas, verduras o pescados es un error cometido con frecuencia. Basta con sugerir y probar formas diferentes de cocinar estos alimentos de forma que ensaladas de legumbre, ensaladas de verano con patata cocida, cremas frías de verdura, parrilladas de verdura o pescados a la brasa pueden entrar a formar parte de nuestra alimentación en el verano.

Saber elegir el menú

Tener una amplia oferta de comidas no es razón suficiente para comer hasta nuestros límites. Esto es cuanto más cierto en establecimientos que ofrecen buffet libre, pensión completa, todo incluido o unas cartas interminables de tapas y raciones. Conviene pensar de antemano la elección del menú completo para poder compensarlo y combinar los alimentos de forma acertada. Una comida completa será aquella que además de verduras o ensaladas incluya algo de carne, pescado o huevo y algún carbohidrato como patatas, arroz, pasta o legumbre. Todo ello se puede acompañar por una ración moderada de pan, una bebida a elegir y un postre. Además, será una buena idea, compensa la cena con diferentes grupos de alimentos de los que hemos tomado en la comida.

Estas son solo algunas recomendaciones que se pueden llevar a cabo en el verano o en épocas vacacionales. No debemos olvidar que es una temporada de descanso que nos ha de servir para reponer fuerzas y comenzar bien el otoño. Eso sí, no por ello hay que olvidarse de los buenos hábitos y las costumbres.