La criptorquidia se considera al descenso anómalo del testículo a la bolsa escrotal, tanto uni como bilateralmente. Su incidencia al nacimiento es del 3%, siendo una de las anomalías congénitas más frecuentemente observadas en el aparato genital masculino. Durante los 3 primeros meses de vida la mayor parte de los testículos descienden a la bolsa escrotal disminuyendo la incidencia de criptorquidia al 1% al año de edad.
Es más habitual en los recién nacidos con bajo peso al nacer o neonatos pequeños para la edad gestacional (principal determinante), en los niños prematuros, en los que se presentan de nalgas, en los embarazos gemelares, en lo embarazos de mujeres con edad avanzada, que presentan obesidad o diabetes gestacional, así como en aquellas familias con antecedentes familiares de criptorquidia.
¿Por qué se produce?
Su origen depende de múltiples factores anatómicos y hormonales, siendo los más influyentes los del eje hipotalámico-hipofisario-testicular (implicados en la producción de testosterona).
El testículo que no desciende puede ubicarse en cualquier lugar entre la cavidad abdominal y el orificio inguinal externo en el recorrido del descenso normal hacia la bolsa escrotal, siendo sus localizaciones posibles la intraabdominal, la intrainguinal, la extrainguinal (suprapúbica o infrapúbica) y la ectópica (fuera de la ruta de descenso normal del testículo).(Ver Figura 1)
Figura 1. Diferentes ubicaciones del testículo en su descenso desde el abdomen a la bolsa escrotal.
¿Si no se trata, que puede ocurrir?
La criptorquidia se relaciona con una mayor frecuencia de hernia inguinal e hidrocele debido a la persistencia de un proceso vaginal permeable.
Los criptorquidia conlleva un deterioro de la maduración de las células germinales, y en consecuencia de infertilidad, aunque el compromiso de la fertilidad en la edad adulta en los niños con criptorquidia sólo se compromete significativamente en los que presentaron criptorquidia bilateral, no así en la unilateral.
También se relaciona con el tumor de testículo, especialmente con el seminoma, aumentando el riesgo relativo de padecerlo a lo largo de la vida.
¿Cómo se diagnostica?
Mediante la exploración física de la bolsa escrotal fundamentalmente, ya que es el único método eficaz para diferenciar un testículo palpable del no palpable. Se pueden realizar también pruebas de imagen como la ecografía, la Tomografía Axial Computarizada y la Resonancia Nuclear Magnética, aunque no aportan un beneficio adicional a la exploración.
Si en la exploración no se palpa ninguno de los dos testículos, así como en los casos en los que se sospechen alteraciones de la diferenciación sexual, se realiza un estudio endocrino de las hormonas hipofisarias (hormona luteinizante (LH) y la hormona folículo estimulante (FSH)) y de la testosterona, y también un estudio genético.
¿Cómo se trata?
El tratamiento debe realizarse antes del año de edad para evitar problemas de fertilidad futura.
Puede emplearse un tratamiento hormonal sustitutivo en aquellos pacientes que no presentan patologías asociadas como la hernia o el hidrocele, siendo el objetivo actuar sobre los niveles de testosterona en sangre mediante su estimulación a diferentes niveles del eje hipotálamo-hipofisario-testicular, aunque la eficacia de este tratamiento es menor del 20%, por lo que el mejor tratamiento del testículo criptorquídico es la cirugía.
A veces, la mera anestesia previa a la cirugía, puede permitir la palpación de un testículo no palpable previamente con su posterior orquidopexia, que consiste en la fijación por diversas técnicas quirúrgicas del testículo dentro de la bolsa escrotal, pudiéndose realizar en uno o dos tiempos (según está ubicado el testículo cerca del escroto (a nivel inguinal) o lejos (a nivel abdominal).
En los niños mayores de 10 años, con criptorquidia unilateral y el otro testículo normal, suele recomendarse la extirpación del testículo mal ubicado, por el riesgo de tumor testicular futuro. Sin embargo, si la criptorquidia es bilateral, se recomienda la fijación testicular. Actualmente la tendencia es la realización de una biopsia testicular del testículo criptorquídico, y si esta confirma un testículo normal, sin indicios de tumor, se conserva el testículo, ya que éste sigue produciendo testosterona y además puede mejorar la producción futura de espermatozoides.