Recientemente, debido a la pandemia por covid-19, fue necesario realizar un confinamiento general de la población para prevenir un exceso de contagios que habría provocado el colapso de nuestro sistema sanitario.
Este confinamiento nos obligó a disminuir de forma muy significativa el nivel de actividad física que normalmente tenemos, tanto en nuestro día a día como específicamente a la hora de hacer deporte, algo que tuvo un indudable impacto en el estado de forma de la población. Es, por tanto, muy importante que se haga un esfuerzo para recuperar el nivel previo de actividad física, ya sea practicando algún deporte o en otras actividades que pudiéramos desarrollar en nuestra vida diaria (caminar, subir escaleras, etc.).
Los beneficios de la práctica deportiva son innumerables y muchos de ellos han sido científicamente demostrados en múltiples estudios. De hecho, en la pandemia de covid-19 en la que actualmente seguimos inmersos, parece que las personas más susceptibles de sufrir complicaciones son aquellas con algunos padecimientos o con peor condición física, aunque las investigaciones siguen abiertas.
Mejora de la fuerza, resistencia…
Entre los múltiples beneficios del ejercicio físico, podemos encontrar la mejora en la fuerza, la resistencia muscular, la flexibilidad y la elasticidad del sistema musculoesquelético. Se produce también un progreso en las capacidades pulmonares y del sistema cardiovascular (pues el corazón también es un músculo), produciéndose así un incremento, tanto en la capacidad aeróbica (metabolismo celular en presencia de oxígeno-O2), como en la capacidad anaeróbica (en ausencia de O2).
Hay dos partes muy importantes en las que el ejercicio nos ayuda, como son el equilibrio y la propiocepción, ambas fundamentales en el grupo poblacional más susceptible de sufrir caídas y sus consecuencias, las personas de más edad. Ellas también deben realizar actividad física, pero siempre adaptada a sus capacidades.
En cuanto a la edad, habría que destacar que la práctica adecuada de ejercicio físico disminuye el riesgo de osteoporosis, ralentizando la pérdida de masa ósea que se produce con el paso de los años a partir de determinadas épocas de la vida. Los índices de obesidad y diabetes también son menores entre los practicantes habituales de deporte y, en caso de ser diabético, el ejercicio ayuda a controlar la glucemia, disminuyendo las necesidades de insulina.
Salud mental y estado de ánimo
Indudablemente, el deporte nos divierte, gracias a él establecemos lazos sociales, nos relacionamos con amigos, familiares y gente desconocida. Esto siempre es positivo y nos ayuda a disminuir nuestros niveles de estrés, ya que dormimos mejor y nuestra autoestima aumenta. En definitiva, el deporte mejora nuestra salud mental y estado de ánimo.
La prestigiosa Clínica Mayo refiere que entre los múltiples beneficios de la práctica habitual de actividad física se encuentra la disminución en la incidencia de algunos tipos de cáncer, así como la protección frente a enfermedades víricas, ya que parece que el ejercicio aeróbico practicado con regularidad activa el sistema inmunológico. Para lograr estos beneficios que nos proporciona la práctica deportiva, es recomendable realizarla de forma regular (de 4 a 5 días por semana), con una duración mínima entre 30 y 45 minutos y, salvo contraindicación médica, alcanzar de un 60 a un 75% de nuestra frecuencia cardiaca máxima (FC máx.=220–edad). Siempre es aconsejable tener una revisión médica previa a la actividad física para conocer nuestro estado de salud.
Lo ideal sería que la actividad fuera planificada, que se valoraran las condiciones climatológicas, así como el uso de material adecuado, la duración, y que se incluyera el calentamiento y el enfriamiento, etc. Si contamos con un especialista que nos guíe y aconseje siempre será mejor. Por supuesto, la mejor compañera de la práctica deportiva es una dieta saludable, ya que la suma del binomio dieta saludable y actividad física aumenta nuestra esperanza de vida y, sobre todo, nos permite vivirla con una mayor calidad.
Aunque estos beneficios de la actividad física se empiezan a obtener desde la infancia, ya que se ha comprobado que algunas enfermedades comienzan a desarrollarse en edades tempranas, debemos recordar que nunca es tarde para empezar.
Artículo basado en el trabajo de Lorea Sánchez-Villares Echávarri. Alumna 1º bachillerato colegio Escolapios Calasanz, Pamplona.