Bronquitis y neumonías


Dra. Idoia Pascal Martínez

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Con la llegada del otoño-invierno, aumentan los procesos respiratorios tanto bronquitis como neumonías (popularmente llamadas pulmonías). La bronquitis aguda es una inflamación de los bronquios muy frecuente (50- 60 casos /1000 habitantes/año), la mayoría de las veces producida por virus, que en personas sanas se presenta con tos, con o sin expectoración, de menos de tres semanas de evolución; es un proceso leve. Cuando afecta a pacientes con patología respiratoria crónica como EPOC (enfermedad pulmonar obstructiva crónica) o asma, produce agudización de estas enfermedades, presentando dificultad para respirar, requiriendo en muchas ocasiones ingreso hospitalario y tratamiento con broncodilatadores, antiinflamatorios bronquiales, antibióticos y oxígeno.

La neumonía es una inflamación del pulmón por la llegada de distintos gérmenes (virus y más frecuentemente bacterias) a través de los bronquios. El paciente presenta síntomas respiratorios y una radiografía de torax alterada. Es bastante frecuente (2-10 casos/1000 habitantes /año), y en ocasiones es un proceso grave que requiere ingreso en 8-25% de los casos, pudiendo conducir a la muerte en 5- 15% de los ingresados. Su tratamiento suele ser antibióticos y medidas de soporte.

¿Quienes están más predispuestos a padecerlos?

Estos procesos se dan en todas las edades, pero son más frecuentes en niños y ancianos; también en personas que padecen otras enfermedades como diabetes, enfermedades crónicas respiratorias, insuficiencia cardiaca, tumores o alteración en las defensas (tratamientos prolongados con corticoides, quimioterapias, inmunodeficiencias, malnutrición…). El riesgo de padecer neumonías en fumadores es dos veces más que en no fumadores; también aumenta en alcohólicos. Determinadas condiciones medioambientales como el hacinamiento, los aires acondicionados, los meses de invierno, predisponen a estas patologías. Finalmente comentar que la neumonía puede ser una complicación, en ocasiones grave, de la gripe (tanto estacional, como la gripe A pandémica).

¿Cómo podemos prevenirlos?

Tenemos distintas medidas para ello, evitando la infección de los gérmenes más habituales que las producen o que predisponen a su adquisición, mediante la vacunación contra el neumococo y la gripe; con un buen control de las enfermedades predisponentes y, finalmente, la lucha contra el tabaquismo.

Vacuna antineumocócica: el neumococo es el germen más frecuente de producción de neumonías. En distintos estudios se ha visto que esta vacuna disminuye el riesgo de neumonía neumocócica invasiva (el tipo más grave de estas neumonías). No se ha comprobado que disminuya el riesgo de neumonía neumocócica no invasiva en vacunados, pero parece que conlleva una mejor evolución. Se recomienda la vacunación en ancianos, inmunodeprimidos y en personas que padezcan enfermedades con riesgo para adquisición de neumonías.

Vacuna antigripal: como se ha dicho anteriormente, la neumonía es una de las complicaciones más graves que se produce tras la gripe. La vacuna antigripal previene la enfermedad en el 70-90% de personas sanas menores de 65 años; en mayores de 65 años o con enfermedades crónicas, es menos eficaz en cuanto a la prevención de la gripe, pero conlleva menor número de complicaciones respiratorias. Estaría indicada la vacunación en adultos mayores de 50 años, embarazadas durante la estación gripal, personas de cualquier edad con patologías crónicas de riesgo (enfermedades respiratorias, cardiopatías, diabetes, insuficiencia renal, inmunodeprimidos…), personal sanitario y toda persona que pudiera trasmitir la gripe a pacientes con riesgo.

Se recomiendan medidas higiénicas de lavado de manos, evitar hacinamiento…, para control de la gripe y por tanto de la neumonía postgripal.

Lucha contra el tabaco: en fumadores aumenta el riesgo de padecer neumonías y éstas son de mayor gravedad. Se ha visto que el dejar de fumar disminuye a la mitad el riesgo de sufrir una neumonía en los cinco años siguientes al abandono.

Finalmente hacer mención al control adecuado de las enfermedades crónicas que predisponen a bronquitis y neumonías. Es importante para evitarlas, acudir a consultas de seguimiento, así como cumplimiento por parte del paciente de los tratamientos pautados.