¿Cómo puedo relajarme doctor? Lo que la ciencia dice del masaje relajante y el ejercicio físico para reducir la ansiedad


Fernando Eguía Barbarin. Fisioterapeuta y dietista-nutricionista en Servicio Navarro de Salud. Javier Luis Eguía Barbarin. Médico psiquiatra en Servicio Madrileño de Salud

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La ansiedad desadaptativa es un síntoma frecuente que aparece en situaciones estresantes y cuya función biológica es preparar al organismo para luchar contra ellas de manera inespecífica, poniéndolo en guardia e hiperactivando varios aparatos y sistemas del organismo, con el fin de luchar contra potenciales amenazas.

Quienes la padecen, pueden sufrir de taquicardias, sensación de falta de aire, insomnio o sensación de tensión constante entre otras. Por su relación con la tensión emocional, es frecuente recurrir a disminuirla con estrategias de relajación, siendo el masaje y la actividad física dos de las más empleadas. Sin embargo, ¿Son realmente eficaces? ¿Qué dice la ciencia al respecto?

Masaje relajante

Apenas existen estudios sólidos, centrándose la mayoría de los existentes en patologías o colectivos muy específicos, como pacientes hospitalizados o estudiantes universitarios.
Uno de los trabajos revisados de mayor calidad, encuentra resultados positivos cuando se aplica masaje para reducir los síntomas de ansiedad. Sin embargo, la sintomatología disminuye de igual manera con otras intervenciones que no incluyen masaje, como la aplicación de calor o aceites aromáticos sin masaje.
Con la escasa evidencia disponible, el masaje relajante no puede recomendarse como tratamiento específico, si bien deja entrever que cualquier actividad centrada en el autocuidado podría ser de utilidad.

Ejercicio físico

Existe mayor evidencia científica y más sólida. La mayoría de estudios coinciden en sus efectos positivos, existiendo un consenso amplio.
En cuanto a la clase de ejercicio, si bien se encuentran beneficios en una gran variedad de ellos, como la actividad deportiva general, el ejercicio acuático o el entrenamiento de resistencia, la mayoría estudian el ejercicio de tipo aeróbico, siendo el de mayor respaldo científico. Por otra parte, no existen demasiados estudios comparando directamente varios tipos de ejercicio.
En cuanto a su intensidad, uno de los trabajos revisados indica que el aeróbico de alta intensidad muestra mayores beneficios que el de baja. Otro más centrado en ejercicio acuático encuentra mejores efectos en el ejercicio suave.

Conclusiones

Se puede afirmar con bastante seguridad que el ejercicio de tipo aeróbico, es útil y tiene efectos positivos para reducir los síntomas de ansiedad, si bien la intensidad necesaria del mismo es más cuestionada.
En cuanto al masaje, no existe evidencia científica para realizar su recomendación en una consulta médica. Todo parece indicar por ahora que cualquier intervención participativa centrada en el autocuidado, puede reducir la ansiedad en la misma medida. Las posibilidades en este ámbito son casi infinitas.