El desarrollo psíquico del niñ@ de 1 a 3 años


Mª Josefa Iribarren

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Tres son los hitos fundamentales que caracterizan la etapa del desarrollo infantil que va de uno a tres años: la marcha, el lenguaje y la negación.

1. La marcha: El hecho de andar le da al niño una autonomía y una independencia nuevas, que le permiten ampliar su mundo, explorarlo. En esta etapa va a poner en práctica lo conseguido y estará en continua actividad. Es la edad ”acrobática”.

2. El lenguaje: Adquiere carácter de comunicación, antes era en gran medida un juego vocal y ahora es un instrumento para relacionarse y para influir sobre el entorno.

3. La edad del “no”: Asistimos a una primera afirmación de su personalidad a través de la oposición. Es también momento de una crisis de independencia (“¡Yo sólo!”) en que además explora los límites, hasta dónde puede o le vamos a permitir.

Teniendo en cuenta las diferencias de ritmo entre un niño y otro por múltiples factores (prematuridad, estimulación, etc.), de modo general y orientativo, estos son algunos parámetros del desarrollo.

Desarrollo motor

En la primera mitad del segundo año ya anda sólo y a los 18 meses corretea. El movimiento es para él una fuente de placer y de valoración, es la etapa del “mira, mamá”, buscando con sus demostraciones afirmarse y hacer participar a los que le rodean. En la 2ª mitad del segundo año se agacha y se pone de pié sin ayuda, sube la escalera a gatas y salta un escalón. Al final del 3º año sube escaleras sin ayuda, alternando los pies y pedalea en un triciclo.

Manipulación

A los 15 meses coge cosas con precisión. A los 16, bebe sólo y usa la cuchara. También pasa páginas de un libro. A los 18 meses se descalza y es capaz de hacer garabatos. A los 2 años intenta lavarse y vestirse sólo. A los 3 años come sólo y con la manipulación más fina se entretiene con juegos sedentarios como pintar. Sabe también lanzar la pelota.

Lenguaje

Con él acompaña siempre la actividad pero también lo usa sólo. La 1ª mitad del segundo año es la etapa de la palabra- frase, en que con una palabra trasmite toda una idea (“agua”). A los 16 meses señala y nombra algún objeto. Conoce alguna parte de su cuerpo. A los 18 meses aparece la frase de dos palabras (“mamá, agua”) y luego de tres. A los 20 meses ya construye propiamente frases. Habla aún de sí mismo en tercera persona. En la segunda mitad del 2º año pregunta continuamente¿ “¿Qué es esto?”.

A los 3 años surge el “yo”, la primera persona (más tarde en primeros hijos o hijos únicos que en niños con hermanos, probablemente debido a menor necesidad de diferenciarse). Tres años es también la edad del “por qué”, que casi siempre significa “para qué” (tiene un sentido de finalidad para el niño).

Desarrollo intelectual

Es la etapa en que se inicia la simbolización, es decir, en que el niño se representa mentalmente la acción, la imagina, no tiene necesariamente que ejecutarla. Accede a ella por imitación y el lenguaje es lo que le permite evocar algo que está ausente. Ya antes empezó un inicio de simbolización al usar una serie de objetos que representaban a la madre y le consolaban en su ausencia: el chupete, el osito de trapo, el sonajero o cualquier otro objeto que la madre le ofrecía al irse y donde el bebé encontraba sus huellas.

También por imitación, surge el juego simbólico, en que el niño hace ”como si”, reproduce la realidad en función de sus deseos ( hace que es la mamá con la muñeca y le riñe o el medico que pincha como le hicieron a él ayer). Es la etapa del pensamiento mágico en que, como el humano primitivo, cree que los pensamientos y deseos actúan sobre la realidad.

Desarrollo social

Es egocéntrico a esta edad, ve el mundo que le rodea en relación a su estado personal, a sus temores y a sus deseos (piensa que el sol se ha ido porque él se ha portado mal, por ejemplo, o que el gato está contento cuando él lo está).

A los 14 meses se acerca a los niños para quitarles juguetes y le gusta esparcir los juguetes por el suelo. A los 16 meses tira la pelota a otro y disfruta cuando le leen cuentos. A los 18 meses juega al escondite y va a buscar. A los 3 años acepta las exigencias sociales, se puede hacer tratos con él.

Desarrollo afectivo

Hacia el final del primer año aparecen ya las manifestaciones de ternura y afecto, le encanta dar besos, por ejemplo, y aquí también la imitación es importante, porque siendo querido el niño aprende a querer. En el 2º año aprende a esperar, a postponer la satisfacción, ya no exige al momento como antes.

El lenguaje y el juego le permiten expresar sus tensiones, penas, deseos, de otra manera y así por ejemplo ocurrirá con la cólera, en lugar de descargarla en forma de rabieta o pataleta. La ansiedad es el fenómeno afectivo dominante: resulta de la impotencia ante las exigencias de los adultos, del temor a que no le quieran si no obedece, de la separación de la madre. Con la autonomía aparecen los miedos: A los animales, a las tormentas, a la oscuridad, a los médicos, etc.

Es la etapa del aprendizaje del control de esfínteres: A partir de 18 meses comienza el juego de retener y expulsar el pis y la caca y la renuncia a ese placer de hacerlo cuando quiere y donde quiere, por contentar a la madre. Primero aprenderá el control del esfínter anal y luego el uretral. Esta es un área de intensa relación con la madre, como lo fue el mamar en el primer año, de modo que dependiendo de que se juegue relajadamente o con rigidez dependerá que se asuma esta primera norma y las sucesivas, con o sin problemas. Dejarle manipular y jugar con agua, arena y barro puede ser interesante como forma de explorar con elementos similares. Aparece el interés por las diferencias sexuales, con curiosidad y exploraciones. En esta edad es celoso y posesivo, quiere a mamá para sí sólo y rivaliza con los hermanos, el papá y las amistades.

En este período hemos visto cómo el niño pasa del uno (madre-hijo) al dos (madre y niño). Y dentro de este proceso de separación-individuación, aparecen los otros (el padre, los compañeros, los “terceros”), y el niño empieza el descubrimiento del mundo exterior.