El pan es un alimento que convive con nosotros en el día a día. Constituye uno de los primeros alimentos sólidos que mordisquean los niños pequeños, juega un papel destacado en el sustento energético de nuestra dieta diaria y, para las personas mayores, tiene un valor que va más allá de lo puramente nutricional.
El pan, elemento de equilibrio en la dieta de los mayores
El placer de comer debe perdurar a lo largo de la vida. Seguir disfrutando de los alimentos de siempre y, por supuesto, del pan, es de vital importancia para sentir que seguimos gozando de la misma calidad de vida. Por ello, uno de nuestros retos como dietistas consiste en adaptar el modo de comer esos alimentos de siempre a las características peculiares de cada persona y a la etapa fisiológica en la que ésta se encuentra.
El pan es un alimento sólido que requiere una masticación eficaz para ser triturado y deglutido con éxito. Efectivamente, la dificultad “mecánica” para masticar los alimentos, por falta de piezas dentales, causa la exclusión del pan de la dieta de las personas mayores. La masticación incompetente, que no tritura suficientemente el bocado de pan, puede generar problemas en la deglución e, incluso, atragantamiento. Sin embargo, ello no es motivo suficiente para privarse del goce de acompañar la comida con pan, cuando existen soluciones alternativas. La selección de tipos de pan más o menos blandos, dentro de la gran variedad que se nos ofrece hoy en día, puede ser suficiente para solventar este problema. Además, podemos recurrir a remojar el pan en leche, agregarlo a una sopa o a una crema de verduras, o untarlo en la apetitosa salsa que acompaña el segundo plato.
Algo similar ocurre con la ensalivación de los alimentos, ya que aunque el pan es sabroso, su textura seca puede suponer un obstáculo para las personas mayores por su reducida capacidad de segregar saliva. Ensalivar tiene una doble función mecánica y digestiva: el alimento masticado y envuelto en saliva facilita la deglución, al tiempo que la enzima ptialina, que forma parte de la saliva, comienza la digestión de los hidratos de carbono de alimentos como el pan. Simplemente, se trata de conseguir que el pan esté “húmedo”, o lo menos seco posible. Así, podemos untar el pan con mermelada, añadirlo a la leche, a modo de “sopas”, ponerle salsa de tomate o aceite de oliva virgen, o como he mencionado anteriormente, utilizarlo para untar salsas o agregarlo a sopas y cremas de verduras.
Pan, rico en fibra dietética
Otros aspectos importantes que debemos considerar son el estreñimiento crónico, el sobrepeso/obesidad o, por contra, la desnutrición energética que padecen muchas personas mayores. Las diferentes clases de pan integral a las que tenemos acceso actualmente, todas ellas igualmente apetitosas, pueden contribuir a mejorar el tránsito intestinal de las personas con problemas de estreñimiento. Además, estas variedades de pan, rico en fibra dietética, pueden ayudar en la lucha contra el sobrepeso/obesidad, pues resultan más saciantes que las variedades blancas y son el sustituto ideal de los dulces tipo bollería o las galletas. El pan es un gran aliado en la dieta de personas que necesitan incrementar su consumo energético porque presentan un balance negativo en este sentido. En este caso, su presencia en todas las comidas es fundamental.
En definitiva, hoy en día, no existe causa que justifique la ausencia de pan en la dieta de las personas mayores y, si bien es cierto que su gasto energético es menor al que generan en otras etapas de la vida, sigue siendo uno de los alimentos básicos de su alimentación.
Ejemplo de menú para un día
DESAYUNO
Compota de manzana y ciruelas
1 vaso de leche semi/desnatada
Con sopas de pan
ALMUERZO
Plátano
COMIDA
Crema de calabaza con puerro y patata
Muslo de pollo asado con verduras de guarnición
1 Pera
1 ración de pan integral
MERIENDA
1 vaso de leche semi/desnatada y pan tostado con aceite de oliva virgen
CENA
Sopa de ajo con pan Anchoas rebozadas 1 Yogur natural 1 ración de pan integral