El síndrome de dolor patelofemoral es un término utilizado para describir cierta variedad de patologías que conducen a la presencia de signos y síntomas caracterizados por dolor en la rodilla, tratándose de un trastorno de origen musculo-esquelético resultante de alteraciones físicas y biomecánicas en la articulación patelofemoral, siendo una de las causas más comunes de dolor en el ámbito ambulatorio y de queja en nuestra sociedad.
Desde el punto de vista biomecánico, la rodilla está compuesta por la articulación femoro-patelar, entre fémur y rótula; y la femoro-tibial, entre fémur y tibia. De esta forma consigue realizar los movimientos de flexión y extensión y las rotaciones cuando la rodilla está flexionada. La articulación de la rodilla asegura, por un lado, una función estática, en la cual la transmisión del peso del cuerpo a la pierna le exige una integridad y solidez considerable y, por otro, una función dinámica, para poder desplazarse.
La rótula es un hueso situada entre el tendón cuadricipital y el tendón rotuliano, que actúa como polea para el cuádriceps y cuya principal función es distribuir las fuerzas que generan los diferentes vientres musculares de este músculo, de forma que da estabilidad a la rodilla e interviene en la eficacia mecánica del aparato extensor.
El desequilibrio de fuerzas entre el compartimento interior y exterior de la pierna provoca desviaciones laterales de la rótula causando un mayor desgaste del cartílago articular en las zonas donde hay mayor presión y, provoca, por tanto, una alteración de la biomecánica funcional.
Factores de riesgo
Son varios los factores de riesgo que participan, por ello es de vital importancia educar a los pacientes para prevenir la aparición de la patología.
Anomalías a nivel de la rótula: rótula alta, subluxación rotuliana, inestabilidad rotuliana:
• Alteraciones posturales: torsión tibial externa, genu valgo, hiperlaxitud articular.
• Alteraciones del aparato extensor: debilidad del cuádriceps, especialmente el vasto interno.
• Actividades de la vida diaria que generen grandes presiones sobre la articulación de la rodilla (correr, posición de cuclillas); sexo (más frecuente en mujeres) o traumatismos en la cara anterior de la rodilla.
Síntomas
• El más frecuente es dolor localizado en la región anterior de la rodilla. Normalmente aparece en actividades que aumentan las fuerzas de compresión en la articulación, como correr, subir y bajar escaleras o permanecer en una posición de flexión mantenida en el tiempo.
• Rigidez.
• Inestabilidad rotuliana.
• Derrame articular.
• Crepitación y bloqueos articulares durante los movimientos de flexo-extensión de la rodilla en los que se producen roces y chasquidos de la rótula sobre el fémur.
Tratamiento
Se debe realizar previamente una meticulosa exploración física, basada en una correcta anamnesis, así como las pruebas exploratorias y pruebas diagnósticas complementarias, de tal forma que se reconozca de forma individual la interacción de los factores involucrados y la fase de desarrollo en la que se encuentra el paciente.
• El tratamiento conservador indicado en la fase aguda el tratamiento estará encaminado a disminuir el dolor manteniendo un reposo relativo, eliminación de actividades contraindicadas (como subir escaleras y cuestas), elevación de la rodilla, crioterapia, ultrasonoterapia pulsátil y electroanalgesia. Después, en la fase de readaptación se introducen una serie de ejercicios destinados a disminuir los factores etiológicos, para luego continuar con un entrenamiento funcional en el que se reeduca la musculatura del miembro inferior, requilibrando las fuerzas que controlan la rótula (fortalecer el vasto medial oblicuo del cuádriceps, estiramientos de la cadena lateral) y el uso de material ortopédico si fuera necesario.
• El tratamiento quirúrgico está indicado cuando el dolor persiste a pesar de haber realizado una correcta rehabilitación. Se libera el alerón rotuliano lateral, osteotomía de la tuberosidad tibial, avance del vasto medial oblicuo, trocleoplastia…