El estreñimiento es un síntoma de frecuente aparición durante el embarazo (un 50% de las gestantes lo padecen), sobre todo en el último trimestre gestacional. Su prevención y tratamiento resulta esencial para evitar complicaciones como las fisuras anales o las hemorroides.
El estreñimiento es un síntoma y no una enfermedad en sí. Sin embargo, no es fácil establecer una definición precisa del estreñimiento por la naturaleza subjetiva de las características de la defecación. El único parámetro objetivo es la frecuencia de deposiciones, según el cual, se considera estreñimiento cuando hay menos de tres deposiciones semanales. No todas las personas que se consideran estreñidas cumplen este criterio objetivo por lo que debemos evaluar también otras características subjetivas (dolor y/o aumento del esfuerzo al defecar, incremento del volumen y consistencia de las heces…).
¿Por qué la embarazada es más propensa al estreñimiento?
Los cambios hormonales del embarazo, principalmente el aumento de la progesterona, hacen que los músculos del cuerpo, incluidos los del intestino, se relajen. Por ello, el desplazamiento del bolo fecal a través del intestino se enlentece, propiciando que se absorba más agua de los alimentos ingeridos. Como resultado, las heces se vuelven más duras y secas.
La presión que ejerce el útero gestante sobre los intestinos (mayor cuanto más avanzada la gestación) y la ingesta de hierro, pueden agravar el problema.
Prevención
La prevención del estreñimiento se basa en tres grandes pilares: la alimentación, el ejercicio físico y la adopción de ciertas medidas generales.
Las siguientes recomendaciones, además de ser útiles para la prevención, también son suficientes para resolver la mayoría de los casos de estreñimiento.
- Alimentación. Llevar una dieta equilibrada que incluya una cantidad suficiente de fibra (25-30 gramos al día). La fibra está presente principalmente en frutas, verduras, legumbres y cereales integrales.
Conviene tomar la fruta con piel, lavándola previamente, ya que es la parte de la fruta con mayor concentración de fibra. Se aconseja comer al menos una ensalada al día.
Es preferible que la pasta, el pan y los cereales sean integrales en lugar de refinados, ya que estos últimos tienen un contenido en fibra notablemente inferior.
Limitar el consumo de alimentos astringentes (arroz, plátano, manzana, membrillo, zanahoria…).
Beber aproximadamente 2 litros de agua al día (unos 8 vasos). Si el agua no se tolera bien, sustituirla por infusiones, caldos, zumos, bebidas isotónicas…
- Ejercicio físico. La actividad física contribuye a la movilidad intestinal y al fortalecimiento de la musculatura abdominal. Caminar y nadar son los ejercicios más recomendables para las mujeres embarazadas. Hay que evitar los deportes de contacto, saltos y choques, así como los ejercicios de equilibrio, con riesgo de caídas o traumatismo abdominal, principalmente a lo largo del tercer trimestre. El ejercicio ha de realizarse de forma regular, 3-4 sesiones de 20-30 minutos por semana.
- Medidas generales. Conviene comer despacio, masticar bien los alimentos, y ser regular con los horarios de las comidas.
Tener un horario fijo para ir al baño, preferiblemente después del desayuno, de modo que se consiga educar al intestino y establecer un ritmo diario de evacuación.
No se debe retrasar o posponer la necesidad de ir al baño, puesto que si se hace, las ganas desaparecerán. Si esto se vuelve una rutina, se puede desencadenar un cambio en la sensibilidad del recto, lo que puede provocar o agravar el estreñimiento.
La posición en cuclillas es la mejor para facilitar la defecación. Se pueden poner los pies sobre un taburete para simular esta posición. La adquisición y práctica de estos hábitos saludables contribuye a reducir la incidencia de estreñimiento y evitar sus complicaciones, permitiendo a la gestante disfrutar de un embarazo más placentero.