La hipertensión en el embarazo continúa siendo un problema mayor de salud perinatal en todo el mundo. Es una de las mayores causas de prematuridad, mortalidad perinatal y figura además entre las primeras causas de muerte materna, tanto en países industrializados como en desarrollo. Su incidencia estadística oscila entre el 0,1 al 35%.
Si bien la hipertensión durante el embarazo pone en riesgo la salud de la madre y el feto, un buen control médico asegura en la mayoría de los casos embarazos exitosos.
En las mujeres embarazadas que padecen hipertensión arterial (HTA) ya sea que conocieran previamente o que se enteraran durante su embarazo, es necesario establecer una estrecha vigilancia. En general, estas pacientes se atienden en las llamadas “Unidades de embarazo de Alto Riesgo”. Tienen un régimen de consultas más frecuentes, deben contralarse la tensión arterial (TA) en sus propias casas, y se las instruye acerca de la importancia de cumplir con las indicaciones del médico y los signos de alarma que justifican un motivo de consulta urgente.
¿Cuáles son las cifras que marcan la Hipertensión?
La TA es la fuerza que ejerce la sangre al circular por las arterias para llevar el oxígeno y los nutrientes a todos los órganos del cuerpo. La TA se mide en números y los valores se expresan en milímetros de mercurio (mmHg).
Las cifras normales en adultos son de 120 mmHg para la “máxima” y 80 mmHg para la “mínima”. Se dice que existe Hipertensión cuando estas cifras exceden 140 mmHg o 90 mmHg respectivamente.
La HTA es una condición que perjudica la salud de todas las personas, jóvenes y adultos, varones y mujeres. Sin embargo, las embarazadas constituyen un grupo especial de riesgo ya que la hipertensión, en esta etapa, pone en riesgo la vida de la mamá y la del bebé.
Hipertensión Arterial Crónica
Si se trata de mujeres con historia de hipertensión previa al embarazo es fundamental la consulta previa a la concepción.
Cuando la HTA se descubre en la primera mitad del embarazo (hasta la semana 20 gestacional) se considera como previa al mismo, o sea HTA crónica. Como la TA usualmente disminuye durante ésta etapa, a muchas mujeres que ya eran hipertensas antes del embarazo se les normaliza espontáneamente las cifras de TA, y el médico puede llegar a suspenderles transitoriamente la medicación que venía recibiendo.
En mujeres con HTA crónica, la TA debería estar controlada antes de concebir un embarazo. En caso contrario es preferible postergar el embarazo hasta lograr un aceptable control de la HTA.
Hipertensión Gestacional
Es la que se presenta después de la semana 20 de gestación, en una embarazada que no era hipertensa previamente. Si las cifras de TA igualaran o superaran 160/100 mm Hg se considera que el cuadro es grave y se trata como la preeclampsia, que se explica a continuación.
En estas pacientes no está indicada la interrupción del embarazo excepto que el cuadro clínico empeore o se presente alguna complicación que lo justifique.
Preeclampsia-eclampsia
La preeclampsia se presenta en la segunda mitad del embarazo y se define por la presencia de HTA asociada a la aparición de proteínas en el análisis de orina, lo cual indica compromiso (deterioro) de la función del riñón.
Esta complicación representa un riesgo para la madre y el niño, en quien puede producir retraso de crecimiento por alteraciones en la placenta y sufrimiento fetal.
Síntomas de la preeclampsia
• Hinchazón de manos, cara, tobillos y pies.
• Ganancia de peso exagerada.
• Dolor de cabeza fuerte y persistente.
• Trastornos visuales como visión de luces de colores (fotopsias).
• Dolor en el centro del abdomen o en el lado derecho.
Cuando la mujer embarazada padece de una eclampsia, generalmente suele presentar síntomas como convulsiones (síntoma que define la eclampsia), agitación intensa, pérdidas de conciencia, además de posibles dolores músculo esqueléticos y alteraciones en la retina, ocasionados por la hipertensión.
¿Qué pacientes están en mayor riesgo de desarrollar preeclampsia?
Se encuentran en esta situación mujeres con:
• TA alta crónica (prolongada).
• Antecedentes familiares de preeclampsia.
• Antecedentes personales de enfermedad renal.
• Antecedentes personales de diabetes.
• Ciertas condiciones autoinmunes, incluidos el síndrome antifosfolípido o lupus eritematoso sistémico.
• Primer embarazo.
• Embarazo múltiple.
• Menos de 20 años de edad o más de 35.
• Peso superior al normal.
• Antecedentes personales de preeclampsia antes de las 32 semanas de gestación.
Actuación médica en caso de preeclampsia
Dado que la “cura” de la preeclampsia es el parto, si el feto es maduro la mejor opción es la inducción del nacimiento. Si por el contrario el feto aún no está maduro para nacer se hará una valoración del estado general de la madre y el feto que se repetirá seriadamente cada dos días hasta que el feto esté lo suficientemente maduro y pueda inducirse el parto.
Si la preeclampsia es leve se indica reposo en cama, control de la TA con fármacos específicos. Si el caso es más grave y ha superado las 32-34 semanas gestacionales, se puede inducir el parto ya que en esta etapa los bebés prematuros suelen recuperarse bien.
Sin embargo, antes de la inducción, el obstetra probablemente indique un tratamiento con corticoides que ayudan a acelerar la maduración de los pulmones fetales para deducir el riesgo de los problemas respiratorios de los bebés prematuros.
En algunas ocasiones, la TA continúa aumentando a pesar del tratamiento, o el estado de salud se agrava poniendo en riesgo la vida de la futura mamá y la del bebé. Entonces es necesario inducir el nacimiento aunque se trate de un nacimiento prematuro.
No obstante, el médico le explicará detalladamente cuáles son los riesgos y los beneficios y la realidad es que, en casos graves, a los bebés les conviene más estar en una sala de cuidados intensivos que permanecer en el útero materno.
¿Se puede prevenir la preeclampsia?
En la actualidad no hay manera de prevenirla. Sin embargo, un buen control de la TA disminuye mucho el riesgo.
Evolución Tras el Parto
La mayoría de las mujeres mejoran en uno o dos días posteriores al nacimiento, y la TA vuelve a reestablecerse como antes del embarazo en las siguientes 6 a 12 semanas.
Sin embargo, algunas veces, la hipertensión arterial empeora en los primeros días posteriores al parto y se puede desencadenar la llamada eclampsia del puerperio (aunque estos casos son más extraños que durante el embarazo).
En definitiva, recuerda que hacer el seguimiento ginecológico y recibir atención médica durante todo el embarazo es importante para prevenir complicaciones y detectar a tiempo problemas como la preeclampsia, que precede al caso más grave de hipertensión en el embarazo que es la eclampsia, peligrosa para la madre y el bebé.