La diabetes en la infancia


Silvia Souto Hernández . Pediatra, Atención Primaria Amaia Sagastibeltza Zabaleta, Mirentxu Oyarzabal Irigoyen . Servicio de Endocrinología Pediátrica CHN

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La Diabetes Mellitus es una enfermedad con gran impacto mundial. En la edad adulta se debe principalmente a la presencia de Diabetes Mellitus tipo 2 pero en la infancia el 90% de los casos son debidos a Diabetes Mellitus tipo 1 (DM1), la cual se presenta cada vez con más frecuencia, observándose un aumento llamativo en menores de 5 años. En nuestro medio se diagnostican aproximadamente 25 niños por cada 100.000 menores de 14 años.

¿Qué es la Diabetes Mellitus?

Se trata de un grupo de enfermedades metabólicas caracterizadas por un aumento crónico de los niveles de glucosa en sangre como resultado de defectos de la producción de insulina, de su acción o de ambos.

La glucosa es la principal fuente de energía de nuestro organismo y la única que puede ser utilizada por el cerebro. Nuestro cuerpo mantiene unos niveles de glucosa estables en sangre, entre 70-110 mg/dl, y lo hace principalmente gracias a la insulina. La insulina es una hormona producida en el páncreas, exactamente en unas células llamadas células beta, y en mayor cantidad tras una ingesta de alimentos. Su función es introducir la glucosa presente en la sangre en las células de los diferentes órganos de nuestro cuerpo para poder ser utilizada como fuente y deposito de energía.

En la DM1 la elevación de la glucosa se debe a un déficit de la producción de insulina por la células beta del páncreas ya que estas son destruidas, en la mayoría de los casos por mecanismos autoinmunes.

¿Cuándo hay que sospechar la Diabetes en la Infancia?

La manifestación más habitual de esta enfermedad en la infancia consiste en la presencia de un aumento significativo de la ingesta de líquidos (polidipsia), incremento de la producción de orina (poliuria), aumento del apetito (polifagia) que, sin embargo, se acompaña de una perdida de peso significativa y cansancio (astenia) en un corto periodo de tiempo de unas 2-6 semanas. En ocasiones el aumento de la diuresis se puede detectar por la presencia de enuresis (escapes involuntarios de orina en la cama) en niños que ya presentaban previamente buen control vesical nocturno.

Otros síntomas, menos clásicos, son presencia de infecciones fúngicas en área genital, vómitos incoercibles, escasa ganancia ponderal, irritabilidad, bajo rendimiento escolar o infecciones cutáneas recurrentes.

La tardanza de detección de los síntomas puede conllevar a una situación de urgencia vital ya que la perdida intensa de líquidos puede producir deshidratación severa y el aumento de la cetona en sangre (derivada del uso de los depósitos grasos para producir energía) conlleva una alteración de pH sanguíneo produciéndose una situación grave llamada cetoacidosis diabética (CAD) con riesgo de edema cerebral y alta mortalidad.

¿Qué hacer ante la presencia de síntomas?

El diagnóstico debe ser temprano en la medida de lo posible para evitar así la aparición de cetoacidosis diabética.

Por lo tanto, ante la presencia de clínica sugestiva se debe acudir al pediatra donde con una sencilla medición de glucemia capilar, en la misma consulta, puede valorar si nos encontramos ante un caso de diabetes o no. El diagnóstico se realiza ante la presencia de la clínica clásica acompañada de glucemia igual o superior a 200 mg/dl y se deberá derivar, de forma urgente, a un centro hospitalario para valorar el estado general del paciente e iniciar tratamiento con la mayor brevedad posible.

¿En qué consiste el tratamiento?

Como hemos mencionado en la DM 1 hay una disminución de la producción de insulina por el páncreas por lo que el tratamiento consistirá en su administración. En el momento actual no existe un tratamiento curativo definitivo siendo la única medida efectiva la administración externa de insulina, a nivel subcutáneo, varias veces al día. Se fabrica en laboratorios mediante bioingeniería genética y se llama insulina humana al ser exactamente igual a la producida por el páncreas humano. Existen diferentes tipos de insulina que van a intentar imitar la secreción fisiológica de insulina por el páncreas.

Se dispone de varios dispositivos de administración de insulina. Lo más comunes son los dispositivos de plumas precargadas desechables que facilitan al paciente el transporte y la inyección de insulina fuera del domicilio. En los últimos años ha habido un aumento de la utilización de nuevos dispositivos como son las bombas de infusión continua de insulina. Se tratan de dispositivos electrónicos, de tamaño reducido, que portan un depósito de 3 ml de insulina y van conectadas mediante un catéter al tejido subcutáneo del paciente pudiendo programarse las dosis de insulina requeridas en cada momento.

La dieta y el ejercicio también son partes fundamentales del tratamiento. Se recomienda la realización de una dieta equilibrada evitándose los alimentos ricos en hidratos de carbono de absorción rápida (bollería, chocolates, dulces). Y a su vez, se debe realizar regularmente ejercicio físico de carácter aeróbico (correr, nadar, hacer bicicleta) evitando los ejercicios anaeróbicos (musculación).

¿Qué complicaciones pueden aparecer?

La complicación aguda más frecuente es la hipoglucemia (glucemia menor de 70 mg/ dl), que aparece generalmente cuando la dosis de insulina administrada es excesiva o la alimentación es insuficiente y se suele acompañar de sintomatología variada como por ejemplo sensación de hambre, temblores, sudoración fía, dolor de cabeza o abdominal, palidez cutánea, cambios del comportamiento. El niño deberá ingerir alimentos con hidratos de carbono de absorción rápida (azúcar, zumo de fruta) para aumentar así la glucemia.

Si no se realiza un buen control glucémico a la larga pueden aparecer complicaciones crónicas (ceguera, afectaciones renales, sensitivas etc.).

Estilo de vida

Es importante recalcar que los niños con diabetes pueden y deben llevar una vida normal, tanto en el hogar como en el colegio, en la relaciones y actividades personales. Para ello se realiza una educación diabetológica a la familia, por parte del equipo de diabetología pediátrica del hospital de referencia, enseñándoles el manejo de las insulinas, a llevar una alimentación equilibrada, la actuación ante descompensaciones de la enfermedad o hipoglucemias y educándoles en la realización de ejercicio físico rutinario.

Existen asociaciones que ayudan a las familias y a los pacientes a convivir con la diabetes y a seguir aprendiendo sobre ella y así poder llevar una vida lo mas normalizada posible. En nuestra comunidad, la Asociación de Diabéticos de Navarra (ANADI) organiza con frecuencia diferentes actividades para pacientes y familiares como charlas formativas, cursos de cocina, encuentros de jóvenes diabéticos, campamentos de verano para niños con diabetes entre otras.

La Diabetes infantil esta cada vez más presente en nuestro medio, es importante su detección para un tratamiento precoz y evitar la CAD, que sigue siendo inaceptablemente elevada. La educación es la llave para un adecuado tratamiento para evitar complicaciones hasta que el futuro permita tratamientos definitivos y aunque se trate de una enfermedad crónica no debe de impedir la realización de actividades que practican el resto de los niños.