Prevención del hombro doloroso post-ictus: la importancia de la implicación del paciente y su entorno


María Teresa Martínez Gimeno. Fisioterapeuta. Hospital San Juan de Dios. Zaragoza. Gema Galindo Morales. Fisioterapeuta. AP Sector Zaragoza III

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En la actualidad el ICTUS sigue siendo la principal causa de daño cerebral adquirido y de discapacidad en países desarrollados. Esto supone un gran impacto sociosanitario y económico, de ahí la importancia de su tratamiento y de la prevención y manejo de sus complicaciones.

Dentro de estas complicaciones el hombro doloroso es una de las que aparece con más frecuencia. Interfiere negativamente en el proceso de recuperación del paciente y limita su participación en las actividades de la vida diaria (AVDs). Puede ocurrir precozmente tras el ICTUS pero lo más frecuente es que aparezca pasados 2 ó 3 meses.

El dolor de hombro post-ictus puede tener diferentes causas, algunas relacionadas con el propio daño del sistema nervioso tras el ICTUS (cambios en el tono muscular, debilidad o parálisis..) y otras con factores propios del complejo articular del hombro, como lesiones en sus tendones o articulaciones.

Al tratarse de una complicación muy frecuente e incapacitante será muy importante la prevención, con un cuidado constante del miembro superior durante todo el día y con una implicación de todo el entorno relacionado: paciente, familia y/o cuidadores y todo el personal sanitario que atiende al paciente.
Para prevenir el hombro doloroso post-ictus es importante seguir estas indicaciones desde la fase inicial de la enfermedad:
• Toma de conciencia de la extremidad por parte del paciente: en muchas ocasiones tiene alterada la sensibilidad y percepción de su brazo y ésto hace que no le preste la atención adecuada y de alguna forma lo “olvide”, aumentando la probabilidad de posiciones inadecuadas con el consiguiente riesgo de lesión (por ejemplo si el brazo cuelga sin apoyo a lo largo del cuerpo cuando el paciente está sentado). Debemos insistir en el cuidado y atención continua por parte del paciente.
• Mantener un buen posicionamiento de todo el miembro superior. La postura más adecuada es mantener el hombro en una posición de ligera separación del cuerpo, con el codo flexionado y con un buen sostén de toda la extremidad.

Para ello será muy útil el apoyo del brazo sobre almohadas cuando el paciente esté tumbado o sentado. En esta última posición también serán muy útiles las bandejas de soporte o mesitas adaptadas que permitan una colocación adecuada de la extremidad y un adecuado sostén evitando la “caída” y tracción del brazo.

• Movilizar el hombro afecto: debe realizarse desde fases iniciales para mantener la amplitud del movimiento y mejorar la percepción de la extremidad (una frecuente movilización ayudará a que el paciente integre mejor la extremidad en su esquema corporal). Puede ser realizada por el cuidador o por el propio paciente ayudándose con su brazo sano entrelazando las manos. Es muy importante que estos ejercicios no causen o aumenten el dolor.

• Manejar correctamente la extremidad superior por parte del cuidador durante las actividades de la vida diaria (AVDs) como aseo y vestido. Deben realizarse manipulando suavemente la extremidad, manteniendo su alineación y evitando en todo momento la tracción o caída de ésta. Es muy interesante enseñar a vestir comenzando por la extremidad afectada y terminando por la sana, y para desvestirse al contrario, iniciando por el lado sano.

• El momento de las transferencias (acostar o levantar al paciente, voltearlo en la cama, asistirle al levantarse de una silla…) es de especial cuidado. Como norma general el cuidador sujetará al paciente con contactos amplios en la espalda y glúteos y nunca desde el brazo. Además, es importante enseñar al enfermo a proteger su brazo con agarres bajo el codo o entrelazando las manos para protegerlo de caídas.

Como conclusión, enfatizar que la clave de la prevención es una buena educación tanto de los familiares como del paciente, al que debemos hacer partícipe en todo momento de su proceso de recuperación.

DIME Y LO OLVIDO,
ENSÉÑAME Y LO RECUERDO,
INVOLÚCRAME Y LO APRENDO.
Benjamín Franklin