En primer lugar, debemos distinguir las distintas fases del Daño Cerebral Sobrevenido: 1. Fase aguda (inmediatamente después del DCA, cuando está ingresado en el Hospital); 2. Fase subaguda (cuando está estable clínicamente y puede empezar su rehabilitación); 3. Fase crónica (cuando ya no requiere de cuidados médicos y de enfermería continuados y las secuelas son más estables).
En la primera fase en el hospital es normal que nos encontremos con sentimientos de rabia, tristeza, angustia… La situación se suele abordar desde el desconocimiento y la incertidumbre, ya que en muchas ocasiones no se conoce qué es el daño cerebral adquirido y sus necesidades. El tiempo de estancia en el hospital dependerá de cómo evolucione el estado de cada persona. Para afrontar estos primeros momentos recomendamos:
• Acompañar a nuestro familiar en la habitación. Para ello, es importante que hagamos turnos para descansar.
• Nombrar un familiar de referencia para las conversaciones con los médicos del hospital. Es importante que este familiar no acuda solo a las entrevistas, ya que ir acompañado ayuda a recoger y entender la información.
• Solicitar información sobre el estado de nuestro familiar, las secuelas que va a tener, el tipo de rehabilitación que va a necesitar y dónde podemos encontrarla.
• Pedir cita con el trabajador/a social del hospital, para que nos faciliten asesoramiento sobre el centro de neurorrehabilitación más adecuado.
• Ponerse en contacto con la Asociación de Daño Cerebral del municipio y/o Federación de Daño Cerebral Adquirido.
• Buscar y ponerse en contacto con un Centro Integral de Atención Neurorrehabilitadora.
El daño cerebral debe tratarse por un equipo multidisciplinar especializado en Medicina física y rehabilitación, Fisioterapia, Terapia Ocupacional, Logopedia y Neuropsicología, incluyendo la participación de Enfermería, Auxiliares de enfermería, Psicología clínica y Trabajo Social. CIAN reúne todas las características de un centro especializado.
Antes del alta en el hospital, debemos solicitar un informe médico que especifique la situación actual del paciente, para que el Centro de Rehabilitación donde vamos a realizar el tratamiento pueda tener la mayor información posible sobre las necesidades del paciente y adaptar el tratamiento a las mismas.
En la segunda fase de atención, nuestro familiar iniciará el tratamiento de rehabilitación. La duración del mismo dependerá de la evolución de la persona. Es importante que sigamos las pautas y recomendaciones de los terapeutas, ya que la familia se considera uno de los principales pilares para la rehabilitación del afectado.
En esta fase debemos acudir a la trabajadora social del Centro para que nos asesore sobre los trámites y gestiones que debemos iniciar con los servicios sociales municipales (Valoración de situación de dependencia, grado de discapacidad, ayudas individuales, prestación vinculada al servicio).
Los últimos meses de rehabilitación, desde CIAN facilitamos asesoramiento sobre el cambio o adaptación del domicilio, la vuelta o la incapacitación para el empleo, etc. En definitiva, preparamos la integración social, laboral y familiar de la persona a su nuevo entorno.
Cuando la persona tiene unas secuelas más estables (3ª Fase) es recomendable continuar con la rehabilitación para seguir conservando las habilidades aprendidas. Debe continuar trabajando día a día por conseguir la mayor autonomía posible tanto física como social. Para ello, en el Centro Integral de Atención Neurorrehabilitadora CIAN, contamos con una Unidad de Día donde las personas puedan crear su propio espacio de vida.