Síndrome de realimentación


Paula Omedas Bonafonte, Carmen Jimeno Griñó, Melody García Domínguez, Lara Aparicio Juez, María Marín Ibañez, Mariela Olivari Montoya, María José Anoro Casbas, Antonio García Domínguez, Alejandra Utrilla Fornals, Francisco Javier García Alarcón y Manuel Omedas Bonafonte

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El Síndrome de Realimentación –también llamado Refeeding Syndrome- es una entidad clínica caracterizada por la aparición de trastornos metabólicos tras la reintroducción de la nutrición, ya sea oral, enteral o parenteral en pacientes previamente desnutridos.

Estos trastornos pueden causar complicaciones neurológicas, cardíacas, hematológicas, neuromusculares y pulmonares, conllevando un incremento en las enfermedades y mortalidad de los pacientes.
La nutrición artificial se indica en pacientes después de un período de inanición o enfermedad catabólica. Por ello, se hace necesario permitir al paciente una adaptación gradual a la creciente provisión de nutrientes para evitar complicaciones.

Causas y Fisiopatología del Síndrome de Realimentación

La causa del Síndrome de Realimentación son los cambios metabólicos y hormonales ocasionados por la rápida realimentación. La principal fuente de energía durante estados de inanición es la glucogenolisis, la gluconeogénesis y el catabolismo de proteínas. Asímismo existe una disminución de proteínas, grasa, minerales, electrolitos y vitaminas almacenadas. En este estado de ayuno, la secreción de insulina se suprime y aumenta la de glucagón.
Durante la realimentación, incrementa la secreción de insulina tras el aumento de la glucosa en sangre, favoreciendo el anabolismo. La insulina estimula la entrada de glucosa, potasio, magnesio y fósforo a las células.
Estos procesos dan lugar a una disminución en los niveles en sangre de fósforo, potasio y magnesio.

Prevención: Identificar a pacientes en riesgo nutricional

Los pacientes en riesgo nutricional se definen mediante una serie de características.
Estos pacientes deben cumplir con uno de los siguientes criterios: IMC < 16 kg/m2, tener una pérdida de peso accidental de más del 15% en los últimos 3 a 6 meses, haber sufrido una abstinencia o ingesta mínima de alimentos en los últimos 10 días o poseer niveles bajos de potasio, fosfato o magnesio antes de comenzar la alimentación artificial.
Es posible identificar a pacientes en riesgo nutricional si cumplen con dos o más de los siguientes criterios: IMC < 18´5 Kg/m2, haber sufrido una pérdida de peso accidental de más del 10% en los últimos 3 a 6 meses, haber sufrido una abstinencia o ingesta mínima de alimentos en los últimos 5 días y/o tener antecedentes de alcoholismo o de administración de determinados medicamentos como insulina, citostáticos, antiáidos o diuréticos.
Antes de iniciar la alimentación deberemos por tanto realizar una completa evaluación nutricional, considerando la pérdida reciente de peso, la ingesta, el consumo de alcohol y otros aspecto sociales o psicológicos. Asímismo deberemos evaluar valores séricos de electrolitos, sobretodo de fósforo, potasio y magnesio, glucemia y corregir cualquier déficit durante la alimentación.

Recomendaciones generales

Se recomienda que la alimentación en pacientes adultos con riesgo nutricional, se inicia a no más del 50% de los requerimientos energéticos. En estos pacientes, el aporte debe ser administrado lentamente, iniciando con 10 kcal/kg/día, e incrementando paulatinamente hasta alcanzar el requerimiento energético total en 7-10 días.
La corrección de electrolitos y desequilibrio de fluidos debe corregirse junto a la alimentación. Asímismo deberá iniciarse la suplementación de vitaminas (tiamina y vitaminas del complejo B) de forma inmediata, antes y durante los primeros 10 días.
Los niveles de electrolios en sangre se deberán medir diariamente la primera semana, para posteriormente realizar mediciones al menos tres veces por semana.
Si es detectada una hipofosfatemia, con alteraciones del balance de fluidos y electrolitos, cambios en el metabolismo de hidratos de carbono, proteínas y grasas o deficiencia de tiamina, hipocalemia e hipomagenesemia, estaremos ante un Síndrome de Realimentación.
En este caso, deberemos disminuir la tasa de velocidad de alimentación, y proceder a una reposición minuciosa de los electrolitos, así como una reposición cuidadosa de líquidos para evitar la sobrecarga.

AUTORES

Paula Omedas Bonafonte. Médico Residente Servicio Medicina Intensiva. Hospital San Jorge. Huesca
Carmen Jimeno Griñó. Médico Residente Servicio Medicina Interna. Hospital San Jorge. Huesca
Melody García Domínguez. Médico Residente Servicio Cirugía General y del Aparato digestivo. Hospital San Jorge. Huesca
Lara Aparicio Juez. Médico Residente Servicio de Urología. Hospital San Jorge. Huesca
María Marín Ibañez. Enfermera del Servicio Medicina Intensiva. Hospital San Jorge. Huesca
Mariela Olivari Montoya. Enfermera especialidades médicas. Hospital San Jorge. Huesca
María José Anoro Casbas. Supervisora Enfermería Especialidades Médicas. Hospital San Jorge. Huesca
Antonio García Domínguez. Médico Residente Servicio Cirugía General y del Aparato Digestivo. Hospital Universitario Severo Ochoa. Leganés. Madrid
Alejandra Utrilla Fornals. Médico Residente Servicio Cirugía General y del Aparato Digestivo. Hospital San Jorge. Huesca
Francisco Javier García Alarcón. Médico Residente Servicio Urología. Hospital San Jorge. Huesca
Manuel Omedas Bonafonte. Técnico Especialista en Radiodiagnóstico. Centro de diagnóstico por imagen “Dr. Gómez Pereda” Zaragoza