Tengo un quiste de baker, ¿qué significa?


Carlos Sanz García. MIR Cirugía Ortopédica y Traumatología. Complejo Hospitalario de Navarra. Jon Marti Ayerdi. FEA Cirugía Ortopédica y Traumatología. Complejo Hospitalario de Navarra

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La acumulación anormal de líquido sinovial (viscoso) en la región posterior de la rodilla recibe el nombre de quiste de Baker. En ocasiones una rotura del menisco o una tendinitis de los isquiotibiales puede provocar la aparición de un quiste de Baker, sin embargo, una de las causas más comunes es la artrosis. Otros factores de riesgo asociados son la artritis reumatoide o la gota.

Los pacientes en general se suelen quejar de una sensación de plenitud en la parte posterior de la rodilla. Se genera un efecto válvula que hace que se rellene el quiste y que no permita vaciarse.
Pueden notar un bulto en la cara posterior que se acentúa con la flexión de la rodilla. El quiste puede crecer y hacerse más grande con el paso del tiempo e ir disecando los tejidos por la pantorrilla.
Esta progresión del quiste puede confundirse con una trombosis venosa profunda motivando la toma de anticoagulantes de forma errónea.
El quiste de Baker puede romperse de forma espontánea o a raíz de algún movimiento, dando lugar a la aparición de dolor, calor local y rubor, simulando de nuevo una trombosis venosa profunda.
El diagnóstico suele ser clínico y puede confirmarse con una ecografía o una RM. Esta prueba de imagen suele solicitarse para conocer la causa que está generando la aparición del quiste.
En la gran mayoría de casos no precisa tratamiento. Si se plantea tratamiento es para tratar la patología intraarticular que está generando el quiste y no para el quiste como tal, pudiéndose realizar una artrocentesis del líquido de la rodilla e infiltración con un corticoide. La resección o la aspiración del quiste e infiltración con corticoide presentan un alto porcentaje de recurrencia. En ocasiones puede desaparecer de forma espontánea.