La torticolis muscular congénita es una de las patologías más frecuentes de consulta en rehabilitación infantil. Consiste en una actitud de inclinación y giro del cuello del recién nacido, a consecuencia del acortamiento del músculo esternocleidomastoideo situado en el lateral del cuello, encargado de girar e inclinar el cuello.
Cuando el niño tiene acortado el esternocleidomastoideo del lado derecho, la cabeza está inclinada hacia el lado derecho y el cuello girado mirando al lado izquierdo; esto es lo que llamamos tortícolis derecha. En la tortícolis muscular izquierda ocurre el fenómeno contrario.
La tortícolis se relaciona con la posición del bebé en el vientre materno o por un hematoma dentro del músculo esternocleidomastoideo tras un parto difícil. Se objetiva porque el niño tiene la cabeza en una posición inclinada siempre hacia un lado y girada hacia el lado contrario. En las ocasiones que existe hematoma, se puede palpar un bultito, como un hueso de oliva, en el espesor del músculo.
Si se sospecha que el bebé presenta tortícolis conviene que sea explorado por un médico para valorar si es solo una actitud postural y se corrige completamente de manera pasiva, o si existe una verdadera limitación de la movilidad del cuello, que podría deberse a la existencia de una lesión estructural cervical. Además debe realizar una exploración de la cadera del recién nacido, ya que en ocasiones, la tortícolis muscular congénita puede asociarse a una luxación congénita de cadera.
En más del 90% de los casos, es una alteración de pronóstico favorable que evoluciona hacia la corrección completa, especialmente cuando la deformidad se descubre en el recién nacido o en los primeros meses de vida y se aplican las medidas adecuadas.
Normas posturales
Para el manejo de la tortícolis es muy importante que los padres y cuidadores se muestren colaboradores y disciplinados en la aplicación de unas sencillas normas posturales en relación al posicionamiento diario del bebé. Las medidas más comúnmente aplicadas consisten en:
• Respecto a la situación en la cuna, el niño debe recibir los estímulos siempre en el sentido de la corrección de la deformidad; a modo de ejemplo, si la cuna del niño está en la misma habitación que sus padres y el niño presenta una tendencia a girar el cuello hacia la derecha, conviene colocar la cama de los padres a la izquierda.
• Procurar que los juguetes, estímulos verbales o visuales, en la cuna, carrito, hamaca,… se le presenten al niño en el sentido correctivo.
• A la hora de llevarlo en brazos incorporado sobre el pecho u hombro, colocar al niño con la cabeza girada en el sentido contrario a la desviación e intentar mantenerlo con nuestro mentón.
• Al cogerlo de medio lado apoyando su cabeza en nuestro brazo, hacerlo hacia el lado del músculo acortado y así con nuestro brazo forzamos la separación entre su oreja y su hombro, favoreceremos el estiramiento del músculo y corregimos la inclinación.
• Si se le da biberón, colocárselo de tal manera que intente alcanzarlo girando el cuello hacia el lado al que habitualmente no gira.
Tratamiento quirúrgico
La mayor parte de las veces las normas posturales son suficientes para la corrección de la tortícolis, pero pueden complementarse con ejercicios de posicionamiento y estiramiento del cuello realizados por un fisioterapeuta, y que pueden enseñarse a los padres o cuidadores.
Ocasionalmente, si la corrección no se produce con las medidas anteriores, puede llegar a producirse una asimetría facial y craneal, que se denomina plagiocefalia, pudiendo ser necesario la utilización de un casco corrector; e incluso los niños que a los 18-24 meses de edad no han respondido satisfactoriamente al tratamiento o han sido diagnosticados tardíamente, pueden necesitar tratamiento quirúrgico para realizar un alargamiento del músculo esternocleidomastoideo.
Por todo ello es aconsejable cambiar regularmente al niño de posición evitando posturas mantenidas que perpetúen la tortícolis.