Vagabundeo en paciente con demencia


Mª Carmen Deza Pérez. Médico de Familia. Centro Salud Utrillas. Teruel. Laura Anoro Abenoza. FEA Neumología. H. Clínico. Zaragoza. Raquel Rodríguez Herrero. FEA Geriatría H. U. Miguel Servet. Zaragoza. Luis Domínguez Barcelona. Médico de Familia. Centro Salud Picarral-Zalfonada. Zaragoza

Print Friendly, PDF & Email
La esperanza de vida ha aumentado en las últimas décadas, lo que supone un aumento de enfermedades crónicas asociadas al envejecimiento. El riesgo de padecer demencia aumenta con la edad. La demencia tipo Alzheimer (EA) es la más frecuente, con un 50-70% de los casos. España es uno de los países con mayor envejecimiento de la población a nivel mundial. Se estima que puedan padecerla en la actualidad medio millón de personas.

Los Síntomas Psicológicos y Conductuales de las Demencias (SPCD) han formado parte esencial de las mismas desde las descripciones iniciales del síndrome demencial a lo largo del siglo XIX. Alois Alzheimer a principios de siglo XX, describió el primer caso de enfermedad de Alzheimer (EA), caracterizada por la presencia de delirios paranoides y alteraciones conductuales. No obstante, serían los trastornos cognoscitivos los síntomas preponderantes de la demencia; secundariamente se tenían en cuenta una serie de trastornos no cognoscitivos denominados de muy diversas formas a lo largo del tiempo (agitación, agresividad, trastornos de conducta, trastornos no cognoscitivos). Estos trastornos conductuales pueden aparecer prácticamente en cualquier momento de la enfermedad, y teniendo gran variabilidad.
Paralelamente al avance en el estudio de las demencias, han ido adquiriendo mayor relevancia los SPCD tanto por su elevada prevalencia, como por las repercusiones que estos síntomas tienen al tratarse de situaciones que empeoran notablemente la calidad de vida del paciente y cuidador, favorecen un aumento de institucionalización y determinan una mayor morbilidad por las complicaciones a las que pueden dar lugar.
El vagabundeo, la deambulación o conducta errática motora, forma parte de los SPCD frecuentes en las demencias. Diversos estudios estiman su prevalencia puede alcanzar el 60 % entre los enfermos de Alzheimer. La aparición de estos trastornos puede estar relacionada con la fase evolutiva de la enfermedad y generalmente son más frecuentes en las fases más avanzadas.
Es uno de los trastornos conductuales que más sobrecarga origina en los cuidadores de los pacientes con demencia y es una causa de frecuentación importante de los servicios psiquiátricos, así como de inicio de trámites para la institucionalización de los pacientes.

Causas del vagabundeo

Presenta además, elevado riesgo de caídas o incluso casos de pérdida del paciente al encontrarse desorientado y solo. Los términos vagabundeo, deambulación o conducta errática motora engloba diversos tipos de comportamiento: seguimiento del cuidador, caminar alrededor de casa, caminar sin rumbo fijo o sin propósito, intentos de escapar de casa.
Se pueden identificar tres enfoques principales de las causas del vagabundeo: biomédico, psicosocial e individual y del entorno, sin embargo, la etiología del deambular, la razón por la cual la gente deambula, permanece poco claro y muchos estudios destacan lo impredecible y la naturaleza variable de la deambulación.
Según las Guías clínicas y consensos más actuales sobre demencia, entre ellos la guía NICE, las intervenciones no farmacológicas son de primera elección en el tratamiento de los SPCD. El tratamiento farmacológico sólo se indica en los casos de riesgo de hacerse daño a sí mismos o a otros; así como experimentar agitación, alucinaciones o delirios que les causan angustia severa.

Medidas preventivas/ terapéuticas no farmacológicas

Ante este problema, actualmente se pueden considerar una serie de medidas preventivas/ terapéuticas no farmacológicas. Podemos diferenciarlas en cuatro grupos: 1. Individual, 2. Cuidador/apoyo familiar, 3. Seguridad o dispositivos técnicos, 4. Terapéutico.
1. Individual: Desde el punto de vista de la intervención focalizada en el individuo, trataremos de comprender la finalidad y la casuística del acto de deambulación. Descartar siempre si puede haber alguna causa orgánica intercurrente como dolor, infección… y valorar si puede haber algo o alguien que le cree ansiedad en el entorno en el que se encuentra.
2. Cuidador o apoyo familiar. El cuidador debe de proporcionar al enfermo un ambiente seguro, servir de guía, de referencia. No debe de permitir que el individuo salga solo o camine sin supervisión lejos del domicilio, debe de ir acompañado. La información y el conocimiento de la enfermedad se hace crucial para el adecuado entendimiento de la conducta, de otro modo si pretende detener o impedir la deambulación puede ocasionar un aumento de la inquietud y agitación, así como reacciones de frustración y enojo. Tranquilice al enfermo, ofrézcale compañía, dele toda su confianza y confórtelo haciendo sentir seguro. Con objetivo de aliviar al cuidador principal permita ayuda de los demás miembros de la familia, así como de su comunidad e incluso ayuda profesional.
3. Seguridad/Dispositivos técnicos. La instalación de seguros en las zonas del hogar o en las instalaciones que deben de estar fuera del campo visual del enfermo y de un modo que no pueda manipularlos, mediante barreras visuales tipo murales, telas… (así evitamos que abra y salga o busque el modo de manipular y abrir en forcejeo cualquier dispositivo manual). La orientación está mermada en la enfermedad, por lo tanto la necesidad de proporcionar una adecuada orientación y guía es crucial. La instalación de carteles, letreros o luces en el pasillo, de accesos a los baños. Las puertas de salida al exterior deben de estar seguras y del mismo modo las ventanas. La instalación técnica de timbres y alarmas, cuando se accede al exterior, es una medida interesante para la alerta del cuidador ante una probable fuga en casos de desorientación y confusión del anciano. La intervención dentro del ambiente pasa por acomodar la superficie, medidas tales como la simplificación del ambiente, evitar el desorden y la instalación de medidas de agarre o pasamanos (Gitlin, 2000). Además se han desarrollado tecnologías de alta frecuencia, tipo dispositivos de rastreo GPS o de seguimiento mediante telefonía móvil, con diferentes valoraciones en la literatura por la controversia ética que existe en su utilización.
4. Terapeútico. Han sido consideradas multitud de terapias y prácticas. Desde la práctica física, el aliciente de aliviar aquella inquietud energética, así como la necesidad motora y errática del anciano con demencia, surgen actividades centradas en el ejercicio. Los grupos de caminata reproducidos en ensayos por Cott (2002) o la consideración en entornos institucionales de grupos de caminata y ejercicios han sido constatados en diversos estudios (Toulette, 2003; Tappen , 2000; Wishart, 2000). Desde el campo de la cognición y las actividades recreativas se han propuesto a este objeto las diferentes terapias: Reminiscencia o recuerdo, validación, orientación a la realidad, aromaterapia, musicoterapia y luminoterapia entre otras (Cochrane,2007).