¿Vale la pena hacer un esfuerzo?


Dr. Emilio Garrido-Landívar . Especialista sanitario

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Aprovechando el inicio del curso escolar y la oportunidad que me brinda la Revista Hospitalaria, para hacer dos reflexiones que me han parecido interesantes como alimento para esta “Rentreé”:

Antes de todo, quiero hilvanar algunas reflexiones que sin ellas todo lo que precede sirve de poco, porque una buena teoría enraizada en la verdad, es la mejor práctica para cada cosa: No hay aprendizaje sin sacrificio, sin disciplina, sin tesón… Podemos tener doce talentos, pero al final el aprendizaje se hace con sacrificio, voluntad y deseo de aprender, para lo cual necesitamos una disciplina sistemática. ¡Esto es así y será así siempre! No importa las pizarras magnéticas, el ordenador o la Tablet… ¡Todo esto es facilitar el sacrificio, la voluntad y la disciplina, pero al final sin ese sacrificio, sirve de poco!

Sacrificio y amor

El segundo hilván de estructura cerebral, cognitivo también como el anterior y que forman una cadena de eslabones que uno sigue al otro: Es el amor, el cariño que debe tener el estudiante mientras estudia y “a aquello que estudia” y el amor de quienes le rodean. Son tres eslabones que forman la cadena del esfuerzo y de la voluntad: Si el estudiante no ama lo que hace, no aprenderá. Si el estudiante no es amado por quien enseña, no aprenderá, y si el estudiante no se siente querido por su gente, por su familia, por sus amigos…,¡Todo será mucho más cuesta arriba!; y el aprendizaje mucho más difícil.

Ya ven, son dos grandes hilvanes de un programa para aprender. Los dos, sacrificio y amor, no tienen nada que ver con “lo técnico, con lo mecánico, con lo moderno…” es tan viejo como el ser humano. Nos lo pueden favorecer las técnicas, “on line”, pero en definitiva, si no se siente querido en ese esfuerzo que haga el alumno, no aprenderá. Dejémonos de monsergas, olvidamos lo más importante, lo dejamos de lado o lo damos por sabido… ¡No, no,… Ni mucho menos! Los alumnos no escuchan estas bases fundamentales, les suena a chino, así que estudian con la “PSP”, con la “game-boy”, con “la play” y los cascos, y de fondo la televisión puesta para tener un fondo menos aburrido… Se acuestan tarde, duermen poco y se alimentan mal… ¡No es derrotista, es un criterio bastante común en la edad del estudiante! Esto es un planteamiento que solo lleva al fracaso.

Está más que comprobado, por miles de estudios bien estructurados y bien diseñados; con evidencia científica, que aprender con sacrificio y con amor, genera más amor y más ilusión en aquello que uno aprende. Porque aprender –habiendo voluntad, disciplina y sacrificio-, es un biofeedbac continuo, para uno mismo y para quienes nos rodean…

Aprender es vivir doble

Aprendemos y disfrutamos, aprendemos y vivimos, aprendemos y generamos en nuestro entorno un halo de energía positiva que encandila a los demás… Aprender es vivir doble, pero todo esto es a base de sacrificio, de voluntad y de cierta disciplina que hacemos con mucho amor… “El fruto de disfrutar”, tiene su proceso; no se compra en grandes almacenes… Tiene que ser “enterrado”, “pudrirse”, “fermentar”, “evolucionar”, “echar raíces”, “crecer”, “echar flores”, y…al final los frutos sin madurar, hasta que maduran y son recogidos y disfrutados con un goce inmenso… Estudiar, hacer una carrera, ya no es para trabajar, es para adquirir una formación que me de soporte de vida, de solución de problemas y perspectivas nuevas en los grandes cambios. Este curso tiene que ser prioritariamente una campaña del esfuerzo, del sacrificio, de la constancia y de la energía vital… ¡Esto es estar vivo! Con este brío y arranque vendrán “por añadidura” todas las demás virtudes y valores humanos. Gracias a ese esfuerzo, voluntad, carácter, osadía y riesgo…; nuestros abuelos cambiaron el mundo después de la Guerra Civil, nuestros padres el de la postguerra y nosotros jóvenes cambiaremos el mundo gracias a nuestro esfuerzo constante, en este curso y en el siguiente, pero de momento en este…

Esfuerzo es motivación

Esfuerzo no es estudiar ocho horas diarias, seguidas, sin levantar cabeza; y después fastidiar a tu hermano-a, vecino o compañero… El esfuerzo supone colaborar en equipo, ayudar al de al lado si se deja y así lo quiere. Esfuerzo es inteligencia emocional: disfrutar de lo que hago y con aquello que llevo entre manos… Esfuerzo es motivación, que quiere decir si mi interesa, si me apasiona, si me enamoro de esa materia seré capaz de madurarla y “hacerla carne de mi carne”… Si no existe ese motor de la motivación, imposible aprender. Uno ha de estar constantemente asombrándose de lo que ve, de lo que escucha, de lo que aprende y de lo que vive…a todo esto se le llama motivación.

Todo esto que hemos planteado como teórico, tiene una serie de mecanismos o pautas que nos ayudan a reafirmar el esfuerzo, a aumentarlo, a alimentarlo, a programarlo… Si no lo estimulas, imposible que llegue a dar fruto. Una de las medidas más simples es alimentarse bien, es crucial tener nutrientes físicos que ayudan a nuestro cerebro a tener “energía vital”. Si no comes no tienes fuerza ni empuje. Tienes que hacer deporte, o ejercicio físico, un cuerpo sano en una mente sana. Tienes que tener un horario no rígido pero sí sistemático. Llevar todo al día, no te conformes con estudiar la lección, amplía información con otros medios para que no te aburras. Pregunta al profesor, habla con él, con educación pero con firmeza. Que te vea seguro de lo que quieres. Rodéate de gente que no te perturbe, vales demasiado para que gente que no tiene “norte”, te lleve por otros caminos que no quieres…Procura que tu cabeza trabaje a tu favor, ilusionándote de las cosas nuevas que aprendes. Ten buenos amigos, escógelos y analízalos, no te importe nada, te importas tú. Escoge salud, y no enfermedad…, quiere decir que si tienes una dificultad, no la traduzcas con dolores de tripa o de cabeza, no; escoge salud, una cosa es un problema y otra muy diferente desarrollar síntomas físicos para llamar la atención y no resolver el problema. Si el problema no tiene solución, no es problema y si la tiene, qué esperas a encontrarla y dar con ella…

Diálogo interior positivo

Recuerda siempre que tú eres el que puede mejorar tu suerte, tú eres quien puede hacerte feliz a ti mismo…, por eso es muy importante cuidar tu diálogo interior: No te digas que “no puedes”, “que no vales”, “que eres un tonto”…; no hagas eso, al contrario tu diálogo interior ha de ser positivo: “Puedo, lo voy a intentar, sé cómo hacerlo…” “Qué interesante, cómo lo he logrado, parecía tan difícil y sin embargo ahí está…” “ Qué fuerte y valiente soy, hoy me he ido a la cama antes sin ver la serie porque mañana tengo un examen”… ¡Cuidado con tu cabeza, que tiene más poder del que tu crees, contrólala y cuídala, mímala!

Por fin, déjame que te diga: No estés inmóvil, pasivo, aburrido de la vida, harto con tan pocos años que tienes… No te pases sentado o en el cama todo el día pensando en tus problemas… ¡Salta de ella, haz algo, vete, corre, vuela, lee, reza, haz deporte…! Todo menos permanecer idiotizado cuando la vida tiene mil colores… Y, no tengas miedo al fracaso, el fracaso no existe, es una opinión de los demás sobre cómo debería hacer yo las cosas…¡Yo las hago lo mejor que sé y puedo, no tengo fracaso, no existe en mí! Ten confianza, ilusión, vida, y eso te traerá más vida, más arrojo, más brío, más ilusión.

Te deseo un buen curso, que es una oportunidad que te da la vida, para avanzar y crecer en madurez y en libertad. Que tengáis suerte, pero cuidado que la suerte se la hace uno: padre, alumnos y profesores.