Viajes internacionales y salud


Alba Gasque Satrústegui. Médico Interno Residente de la Unidad Docente de Medicina Preventiva y Salud Pública de Navarra. Francisco Teruel González. Médico del Centro de Vacunación Internacional de Pamplona

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En las últimas décadas, se ha producido un incremento del número de personas que viajan. Esta tendencia ascendente, tras el parón debido a la pandemia por COVID-19, parece continuar. Cada vez son más los que viajan a países tropicales o regiones exóticas por motivos de turismo, laborales, económicos o humanitarios. Por lo tanto, los viajeros pueden exponerse a diferentes riesgos para la salud en ambientes desconocidos. La mayoría de estos riesgos, sin embargo, pueden minimizarse mediante medidas preventivas a adoptar antes, durante y después del viaje.

Para poder planificar medidas preventivas adecuadas es conveniente conocer la ruta que se va a seguir, duración y tipo de viaje y época del año en que se va a viajar, además de preparar el viaje con suficiente antelación. Es importante también informarse sobre el sistema sanitario local y cobertura del seguro sanitario.

Durante un viaje, las principales fuentes de contagio son alimentos, bebidas e insectos. Se pueden prevenir la mayoría de las enfermedades infecciosas derivadas de ellas siguiendo unas medidas higiénicas básicas.

La principal medida de prevención es lavarse las manos frecuentemente (antes y después de las comidas, de ir al baño…).

Precaución con el agua y los alimentos

Es importante beber agua debidamente tratada o embotellada, pero, si no es posible, se puede potabilizar mediante métodos como hervir, usar pastillas potabilizadoras… Tener precaución de no tomar hielo que no haya sido preparado con agua segura.

En cuanto a los alimentos se debería seguir este principio: «hervido, cocido, pelado u olvidado», es decir, no consumir productos crudos, especialmente pescado y marisco, verduras crudas o ensaladas. Tomar siempre alimentos calientes y bien cocinados, la fruta debe estar lavada y bien pelada personalmente para consumirse de forma segura. En el caso de los lácteos, consumir leche envasada y lácteos correctamente higienizados. Además, se deberían evitar puestos de comida callejeros.

Con estas medidas básicas, reduciremos el riesgo de padecer la enfermedad más frecuente del viajero: la diarrea del viajero.

Infecciones transmitidas por insectos y animales

En determinadas zonas del mundo, las enfermedades transmitidas por insectos son muy frecuentes, por lo que es importante adoptar medidas preventivas frente a estos posibles vectores de enfermedades como malaria, dengue, chinkunguya, zika, etc.

En primer lugar, es importante llevar ropa adecuada y adaptarla a los entornos que visitemos. En exteriores, sobre todo entre el anochecer y el amanecer, es recomendable usar manga y pantalones largos, colores claros y evitar perfumes intensos que atraigan mosquitos. Si además vamos a caminar por el monte, deberemos llevar botas altas. En aquellas zonas de piel que queden expuestas, utilizaremos repelentes de insectos.

Por otra parte, en interiores, se podrán usar sprays, serpentinas antimosquitos o vaporizadores con piretrinas; es importante que las habitaciones estén protegidas en puertas y ventanas con telas metálicas y las camas con mosquiteras impregnadas de piretroides.

Los animales también pueden transmitir enfermedades, conviene evitar el contacto (incluido con animales domésticos), y tener especial precaución con mordeduras y arañazos. El baño en aguas dulces estancadas como lagos también puede transmitir enfermedades y se aconseja bañarse siempre en el mar o aguas cloradas.

Vacunación

Algunas enfermedades infecciosas asociadas a viajes se pueden prevenir mediante vacunación. Para viajar a determinadas regiones del mundo, puede ser necesaria la administración de vacunas como fiebre amarilla, hepatitis A, fiebre tifoidea… Por ello, es recomendable pedir cita en el Centro de Vacunación Internacional correspondiente, donde se indicarán vacunas adaptadas al viaje que realice. En dichos centros, se administran algunas de estas vacunas y otras se prescriben para poder obtenerlas en las farmacias. Es conveniente aportar las cartillas de vacunación al acudir a la consulta para conocer las vacunas recibidas anteriormente y conservarla para ir registrando las nuevas.

En todo caso es recomendable contar con el calendario de vacunación actualizado según edad y antecedentes personales.

Algunas vacunas como la fiebre amarilla o la meningitis, son obligatorias para entrar a ciertos países y se requiere el certificado de vacunación internacional.

Las vacunas indicadas son seguras y los efectos secundarios suelen ser leves, los graves son excepcionales. En el caso de que el viajero tenga contraindicada la administración de alguna de las vacunas obligatorias, se expedirá un certificado de exención que exime de la obligación de vacunarse, aunque habrá que advertir del riesgo de realizar el viaje sin estar vacunado.

Es importante vacunarse con antelación ya que las vacunas pueden tardar varias semanas en hacer efecto y algunas requieren varias dosis para conseguir un efecto protector.

Hay una enfermedad para la que no existe vacuna para el viajero, la malaria o paludismo, enfermedad transmitida por el mosquito anófeles. Si se viaja a zonas con alto riesgo de esta enfermedad, además de las medidas preventivas contra los mosquitos, se debe valorar la toma de medicamentos antipalúdicos (profilaxis antipalúdica) para prevenirla.

Otros riesgos del viajero

 Durante un viaje, no deberíamos olvidarnos de las infecciones de transmisión sexual como VIH o sífilis, transmitidas por contacto sexual, contacto con sangre o materiales contaminados. La utilización adecuada del preservativo en el coito vaginal, anal y/o oral es un método eficaz para su prevención.

Además del riesgo de enfermedades infecciosas, hay que tener precaución con ciertos climas y altitudes que pueden afectar a la salud, protegerse frente a los rayos solares e hidratarse en zonas húmedas y calurosas.

Por último, es conveniente disponer de un botiquín que contenga, por lo menos, los productos mencionados anteriormente (potabilización de aguas, repelentes, protección solar…) y material básico de cura (gasas, tiritas…). Es recomendable, además, llevar medicamentos de uso habitual en el equipaje de mano acompañados de su prescripción médica.

Hay que recordar que, al volver del viaje, en el caso de presentar síntomas que requieran atención médica, es importante informar al personal sanitario de la realización de un viaje en los últimos 12 meses, a una zona tropical o a un país en vías de desarrollo, ya que algunas enfermedades no se manifiestan inmediatamente.

Recuerda: Si viajas, hazlo seguro