Algunas mujeres lo habrán podido oír por primera vez en las clases de preparto, otras lo escuchan cuando el médico les habla de su problema de incontinencia urinaria o de algún problema sexual…
El suelo pélvico como su nombre indica, es el “suelo de la pelvis”, que es un conjunto de estructuras: músculos, fascias y ligamentos que cierran en forma de rombo la cavidad abdomino-pelviana.
La superficie romboidal es dividida en 2 triángulos trazando una línea transversal entre las tuberosidades isquiáticas. Quedando:
– Periné anterior o urogenital: es atravesado por la uretra en el hombre, y en la mujer por la uretra y la vagina.
– Periné posterior o Suelo Pélvico: es atravesado por la parte anal del recto, que es igual en ambos sexos.
El suelo pélvico posterior o periné, es cóncavo hacia abajo y hacia atrás, forma como una especia de hamaca, donde se apoyan todas las vísceras. El 80% del suelo pélvico está formado de tejido conjuntivo y el 20% está formado por fibras musculares. De ese 20% de fibras musculares hay de tipo I y II.
- La mayor parte son fibras de tipo I, que son fibras pequeñas cuya función es postural, de sujeción…o sea, involuntarias y que nunca se fatigan. En reposo estas fibras musculares siempre están contraídas para sujetar las vísceras. Como son músculos involuntarios, quiere decir que no los podemos entrenar, no somos conscientes ni podemos actuar sobre su contracción y relajación, dato importante a saber para aquellos entrenadores personales o para tantas mujeres que acuden a clases de gimnasio con el único objetivo de hacer abdominales para recuperar la barriga después del parto. ¡CUIDADO, así sólo conseguiremos que nuestro suelo pélvico sensible y estirado tras el parto sufra hiperpresiones que lo lleven a la debilidad y suframos problemas genitourinarios graves.
Por lo tanto las fibras de tipo I, las de sostén, no se pueden entrenar haciendo ejercicios de “apretar y relajar”, sino que debemos hacer unos ejercicios específicos para estas fibras musculares involuntarias: gimnasia abdominal hipopresiva, estimulación vibratoria, conos vaginales, bolas chinas… - La otra parte muscular son las fibras tipo II. Son fibras gruesas y potentes que sí que podemos contraer a voluntad. Son las que contraemos al intentar retener la orina, el problema es que son extremadamente fatigables. Así que por mucho que queramos potenciar las fibras tipo II de nuestro suelo pélvico haciendo contracciones, con los ejercicios tipo Kegel, éstas se fatigarán para la 5ª contracción y no lograremos conseguir los resultados deseados. Por ello se trabajarán intensamente, desde el punto de vista de la fisioterapia rehabilitadora del suelo pélvico, con electroestimulación.
¿Para qué sirve el suelo pélvico?
La función del suelo pélvico es triple.
1-Sostener la masa visceral pélvica y digestiva, como se ha explicado antes, es la hamaca que soporta todas las vísceras del cuerpo. En el caso de las mujeres el suelo pélvico debe de soportar más que el hombre, ya que sus órganos sexuales se encuentran en el interior de la pelvis apoyándose sobre el suelo pélvico. Sin embargo en el hombre los órganos sexuales son exteriores y por eso no padecen tantos problemas de incontinencia urinaria, descenso de órganos, etc.
2-Amortiguar presiones. Todos los esfuerzos (toser, reír, estornudar, correr…) que se realizan, provocan un descenso del diafragma, que es el músculo principal de la respiración y que está situado bajo las costillas y se asemeja al suelo pélvico en su forma de hamaca, salvo que en su caso está invertido cerrando la parte superior y conteniendo bajo él las vísceras. El diafragma cerrando por arriba y el suelo pélvico cerrando por abajo, forman entre ellos un “bocadillo” de vísceras. Si el diafragma desciende por esfuerzos, comprime las vísceras contra el suelo pélvico el cual debe absorber y amortiguar esa presión para que las vísceras no se “escapen” por la vagina y el ano. Para que el suelo pélvico no sufra tanto necesitamos tener un abdominal tonificado.
3-Sexual. El suelo pélvico durante el orgasmo se contrae de una forma potente, además la contracción y la relajación de sus músculos provocan un mayor rozamiento durante la penetración aumentando el placer de ambos (cuanto más tonificado esté el suelo pélvico, más roce y placer habrá).
Es necesario tener un suelo pélvico fuerte para mantener las vísceras en su posición, para tener relaciones sexuales óptimas y satisfactorias, para prevenir incontinencias urinarias y descenso de órganos (prolapso), para tener un buen parto vaginal porque cuanto más fuerte tengamos el suelo pélvico más disminuiremos el tiempo de expulsión del bebé y antes nos recuperaremos en el post-parto, y por último, para prevenir las debilidades fruto de la menopausia.