Enfermedades reumáticas


Dr. Enrique Ornilla

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La Reumatología es la especialidad médica cuyo objetivo es estudiar y tratar la patología médica (no quirúrgica) del aparato locomotor. Con esto nos referimos a las enfermedades que afectan, predominantemente, a huesos, articulaciones, músculos, tendones y ligamentos. También trata un grupo concreto de enfermedades denominadas autoinmunes en las cuales las propias defensas del organismo actúan contra uno mismo. Son en total más de doscientas enfermedades entre las que podemos encontrar la artrosis, la osteoporosis, la artritis reumatoide, el lupus o la gota, por citar unas cuantas.

El Especialista en Reumatología, es un médico que ha completado un periodo de formación de 4 años comprendiendo una formación básica en Medicina Interna y rotaciones clínicas en diversas otras especialidades como pueden ser Traumatología o Radiología. Dicha formación es muy necesaria puesto que las enfermedades reumáticas pueden afectar a cualquier órgano del cuerpo humano y un buen reumatólogo debe ser capaz de diferenciar la causa de la enfermedad que afecta a su paciente entre múltiples posibilidades que se plantean.

En nuestro medio, las enfermedades más prevalentes y, por tanto, las que más afectan a la población, son: la artrosis, la osteoporosis, el dolor lumbar y, dentro de las artropatías inflamatorias, la artritis reumatoide. Vamos a centrar éste artículo en estas enfermedades. Intentaremos explicar en qué consisten y cómo tratar de prevenirlas. Una vez ya presentes será tarea del reumatólogo aplicar el tratamiento necesario a cada caso particular.

La artrosis es la patología reumática más frecuente. Hasta el punto de que más del 70% de los mayores de 50 años tienen signos radiológicos de artrosis en alguna localización. Es rara antes de los 45 años y afecta predominantemente a mujeres. Las localizaciones más frecuentes son la columna cervical, columna lumbar, interfalángicas distales de los dedos y rodillas.

Su causa es el desgaste del cartílago articular y puede ser debida a múltiples factores (sobrecarga, traumatismos, fracturas, infecciones, inflamaciones…). El cartílago articular, compuesto por unas células llamadas condrocitos y una matriz extracelular, es el encargado de acolchar la articulación y prevenir el daño articular. Cuando se degrada pierde su función y el hueso bajo el cartílago comienza a sufrir e inflamarse. Los síntomas que aparecen son entonces el dolor articular, la rigidez, la limitación del movimiento, la crepitación o crujido y el derrame ocasional con grados variables de inflamación.

Para prevenir la artrosis es muy importante evitar el sobrepeso y hacer ejercicio de forma regular con el fin de que los músculos ayuden a estabilizar la articulación y ésta sufra menos desgaste.

Así, mientras que la artrosis es debida a una causa mecánica, la artritis reumatoide en cambio es una enfermedad inflamatoria crónica. Afecta generalmente a las articulaciones de las manos y pies aunque puede afectar cualquier articulación de las extremidades. Tiene un curso mucho más rápido y agresivo que la artrosis. Su causa es desconocida y es más frecuente en mujeres de mediana edad. Puede afectar también a otros órganos del cuerpo dando lugar a una disminución de la expectativa de vida.

El origen de la enfermedad es una alteración del sistema de defensa o sistema inmune que ataca a las membranas que recubren las articulaciones (membranas sinoviales) dando lugar a una inflamación y posterior destrucción de las articulaciones. En la mayoría de los pacientes, el inicio es lento (semanas o meses) y se manifiesta como rigidez matutina, inflamación y dolor en las articulaciones.

Es preciso acudir al reumatólogo lo antes posible, puesto que requiere un tratamiento agresivo destinado a frenar la enfermedad y prevenir el daño irreversible.
La osteoporosis es un trastorno esquelético caracterizado por un compromiso de la resistencia ósea que hace que una persona sea más propensa a sufrir fracturas. Es más frecuente en mujeres postmenopáusicas, pacientes con enfermedades crónicas como la insuficiencia renal crónica y pacientes tratados durante largos periodos de tiempo con corticoides. Afecta entre el 30 y 40% de las mujeres postmenopáusicas y a casi el 50% de las personas mayores de 76 años.

La osteoporosis es asintomática. No duele a no ser que se fracture algún hueso. La deformidad vertebral constituye el tipo más frecuente de fractura osteoporótica, siendo las vértebras dorsales bajas y lumbares altas las más afectadas. La fractura de cadera es más rara pero más grave debido a su elevada mortalidad y la incapacidad funcional que origina.

El diagnóstico de osteoporosis se realiza mediante la densitometría ósea de columna lumbar y fémur. No puede diagnosticarse solamente con las radiografías. La prevención juega un papel relevante, puesto que la ganancia de masa ósea con los medicamentos no es muy alta. Es necesario tener una ingesta adecuada de calcio y vitamina D (productos lácteos, pescado azul y frutos secos), tomar un poco el sol, hacer ejercicio y conseguir los factores que aumentan el riesgo de caídas como los defectos visuales.

El dolor lumbar o lumbalgia se define como todo aquel dolor que aparece en el espacio comprendido entre el borde inferior de las últimas costillas y el final de ambos pliegues glúteos. 8 de cada 10 personas padecen un episodio de dolor lumbar al menos una vez en la vida. En el 80% de los casos, su causa es inespecífica. Es decir, no podemos atribuir el dolor a una lesión concreta. La causa del 20% restante es muy variable, yendo desde una infección, a una malformación vascular o una hernia de disco.

Es importante saber que la lumbalgia inespecífica es un proceso benigno y autolimitado. Lamentablemente es recurrente en casi la mitad de los casos. Suele comenzar en la tercera década de la vida y su prevalencia aumenta con la edad. En la lumbalgia la exploración física y la historia clínica son tan importantes o más que la radiografía para aclarar la causa del dolor. Esto es debido a que no siempre los síntomas van acordes con los hallazgos radiológicos.

En la mayoría de los casos, el origen es una patología mecánica por sobrecarga y desgaste. Por eso es tan importante evitar las malas posturas, evitar el sobrepeso y fortalecer la musculatura abdominal y lumbar con ejercicio. De esta forma, haremos a la espalda más resistente y prevendremos tanto la intensidad como la frecuencia de las lumbalgias.

Las enfermedades reumáticas son muchas y muy variadas. Sin embargo, en todas ellas, el papel del paciente siguiendo las medidas generales de dieta, ejercicio y abandono de los hábitos tóxicos, es fundamental. Dichas medidas son tan importantes como la propia medicación que puede recetar el médico. Es mucho más fácil prevenir que curar y en sus manos está retrasar el desgaste articular, la osteoporosis y las demás enfermedades lo máximo posible.