Desde hace ya unos años, se están realizando varios proyectos para lograr una mayor “humanización” de la Sanidad y, en concreto, de las Unidades de Cuidados intensivos.
Puede resultar llamativo que precisamente las UCIs, que tanta esperanza y vidas han recuperado desde su aparición, sean las áreas en las que los pacientes y familiares noten mayor sensación de frialdad y distanciamiento con el personal sanitario. Incluso han sido varios los testimonios de pacientes que, tras ser dados de alta, describían su estancia en la UCI como una “sucursal del infierno”.
¿Y a qué puede ser debido esto?
Probablemente la explicación a esta pregunta es que la formación académica de los profesionales ha estado enfocada en el modelo biomédico, es decir, centralizada en aspectos de diagnóstico y tratamiento, dejando de lado temáticas como bienestar, empatía, compasión, fin de vida, comunicación, justicia, entre muchos otros más. Pero hoy la sociedad exige competencias integrales, forzando de esa forma, a la implementación de modelos de salud que integren tanto la formación técnica como la humana.
Debido a esto, se inició el Proyecto HU-CI (Humanización de los Cuidados Intensivos) que busca acabar con estos testimonios y vivencias, intentando que la estancia en las UCIs tanto de los pacientes como de sus familiares sea lo menos traumática posible.
¿En qué consiste este proyecto?
Lo que se busca fundamentalmente es que los profesionales consigan centrarse en la persona a la que atienden, entendiendo que es única, preservando su dignidad y valores, a la vez que traten en base a la mejor evidencia disponible, haciendo uso racional de recursos, e incluyan a los familiares y los hagan partícipes del proceso, recordando que la salud es un derecho fundamental de todo ser humano y finalmente también es devolver al equipo de salud la vocación y el sentido por lo que hacen.
¿Cómo se consigue?
Pues estableciendo una hoja de ruta con varias líneas de estratégicas:
• UCI de puertas abiertas y participación de familiares: tradicionalmente las UCIs han tenido siempre una política restrictiva de visitas que aún siguen existiendo en algunas Unidades, basándose fundamentalmente en que las visitas pueden impedir el descanso del paciente, retrasar los cuidados de enfermería o aumentar el estrés y las infecciones. Sin embargo, la evidencia ha demostrado mayores beneficios que riesgos vinculados a la flexibilización de los horarios, como una mayor satisfacción tanto del paciente como de su familiar, reducción de complicaciones cardiovasculares y mejora de la comunicación con el equipo sanitario.
• Comunicación: se intenta mejorar el nivel de comunicación tanto entre los miembros del equipo de profesionales como con familiares y pacientes. De este modo se consigue fortalecer el trabajo en equipo, reducir la aparición de conflictos y aumentar la confianza.
• Bienestar del paciente: destinado a disminuir tanto el dolor y el miedo, como aspectos físicos como frío, calor o sed.
• Cuidados al personal: para evitar el denominado “Síndrome del desgaste profesional” que incluye agotamiento emocional, despersonalización y sentimientos de baja autoestima profesional.
• Prevención, manejo y seguimiento del Síndrome Post-UCI: estableciendo una estrategia que mejore la recuperación de los supervivientes.
• Infraestructura humanizada: mejorando tanto los boxes donde ingresan los pacientes como las salas de espera de los familiares o acompañantes.
• Cuidados al final de la vida: velando por la incorporación de cuidados paliativos en todos los pacientes que lo necesiten, asegurando una muerte digna, libre de dolor y sufrimiento, respetando las preferencias del paciente y familia.
Finalmente, todo esto debe salir de las Unidades de Cuidados Intensivos, extendiéndose al resto del hospital y convirtiéndose en un planteamiento estratégico de la institución. Además, debe ser trasladado a las aulas donde hoy los equipos clínicos están siendo formados. Sólo de esta forma construiremos un sistema de salud desde una perspectiva de derecho, justo y humano.
AUTORES:
Isabel Garrido Ramírez de Arellano. FEA Medicina Intensiva. Hospital de Barbastro. Huesca
Alicia Sanz Cardiel. FEA Medicina Intensiva. Hospital de Barbastro. Huesca
Sonia Caballero Núñez. Residente Medicina Intensiva. Hospital San Jorge. Huesca
Paula Omedas Bonafonte. Residente de Medicina Intensiva. Hospital San Jorge. Huesca
Lara Aparicio Juez. Residente Urología. Hospital San Jorge. Huesca
Melody García Domínguez. Residente Cirugía General. Hospital San Jorge. Huesca
Carmen Jimeno Griñó. Residente Medicina Interna. Hospital San Jorge. Huesca
Cristina Abad Rubio. FEA Ginecología. Hospital San Jorge. Huesca
Vanesa Zambrana Campos. FEA Cirugía General. Hospital Reina Sofía. Tudela