El rostro es nuestra “carta de presentación”. Un rostro cuidado traduce salud, vitalidad… es por ello que debemos cuidarlo. El periodo estival es una época en la que nuestro rostro va a estar expuesto caon mayor intensidad a las radiaciones solares, por lo que es recomendable prepararlo.
El envejecimiento facial es un proceso que implica no sólo un aumento de la laxitud de los tejidos con pérdida de elasticidad de la piel y la relajación de los músculos responsables de la mímica facial, también una atrofia o pérdida de volumen de la grasa facial y la alteración de estructuras óseas como consecuencia de la desmineralización, dando como resultado una pérdida de proyección de las mejillas. Todo ello tiene como consecuencia la pérdida de las “curvas” que confieren juventud y vitalidad al rostro.
En muchas ocasiones, el rejuvenecimiento facial implica diversos procedimientos, como el estiramiento facial o lifting, la liposucción de la papada o los injertos de grasa autóloga o lipofilling.
El tejido graso se comporta como un relleno excelente, y un regenerador de tejidos, brindando un aspecto más juvenil y dando tersura, brillo y hidratación a la piel de las áreas donde se ha lipoinfiltrado.
Los injertos de grasa autóloga consisten en un procedimiento quirúrgico que permite aumentar el volumen de una parte del cuerpo utilizando la grasa del propio paciente, obtenida mediante una liposucción. Por lo tanto, se trata de un relleno natural que se puede infiltrar en la cara para restaurar el óvalo facial típico de una cara joven y obtener un rejuvenecimiento facial de una forma más perdurable que usando ácido hialurónico. Las zonas que más habitualmente se tratan son los pómulos y los surcos nasogenianos.
La grasa es el tejido del organismo más rico en factores de crecimiento. Los factores de crecimiento mejoran la hidratación y elasticidad de la piel. Así, tras un lipofilling se consigue la reposición de los volúmenes faciales y una mejora espectacular de la calidad de la piel, consiguiendo una piel luminosa y jugosa.
La cirugía
La operación se lleva a cabo en un quirófano. Dependiendo de la cantidad de grasa que se necesite, se realiza con anestesia local o bien combinada con sedación.
La grasa necesaria se obtiene mediante una liposucción a través de una o varias pequeñas incisiones de unos 3 mm. Normalmente se extrae del abdomen o las caderas. La grasa aspirada se procesa mediante centrifugación, filtrado o lavado. Como resultado de todo este procedimiento se obtiene una grasa pura y líquida, lista para su inyección en la zona deseada.
A través de unas incisiones mínimas próximas a las zonas a tratar, se inyectan pequeñas cantidades de la grasa purificada.
Los días posteriores al tratamiento es normal la inflamación de las zonas tratadas, y es probable que aparezcan moratones. Es recomendable aplicar compresas frías para minimizar la inflamación.
La duración del procedimiento es de aproximadamente 1 hora, dependiendo de la extensión de las zonas a tratar.
Los resultados
Hay que tener en cuenta que parte de la grasa reinjertada será absorbida por el cuerpo con el tiempo, por lo que se inyecta un exceso de grasa para que al término del postoperatorio los resultados sean los deseados.
Pasado el periodo inflamatorio inicial de unas dos semanas, el resultado estético suele ser excelente. No obstante, deberemos esperar unos seis meses para evaluar cuál va a ser el resultado final. En cualquier caso, transcurrido el primer año el resultado será definitivo.
Expectativas reales
Aquellas que tienen en cuenta la edad, los hábitos de vida y las condiciones físicas individuales de cada paciente.
Los pacientes deben ser conscientes de que, dependiendo de su condición física, no todo el mundo puede esperar los mismos resultados de los mismos procedimientos. Otros factoras como el tabaquismo o la exposición al sol, que influyen en la calidad de la piel y los demás tejidos, son factores que debemos tener en cuenta.