La artritis reumatoide es una enfermedad autoinmune crónica, cuya principal característica es la inflamación de las articulaciones, aunque puede acompañarse de la afección de otros órganos. Si se trata demanera insuficiente, puede producir un importante deterioro de la capacidad funcional y calidad de vida del paciente.
Se trata de una enfermedad crónica, de distribución universal, y con un impacto muy importante sobre la vida de la persona y la sociedad en su conjunto. La prevalencia mundial es de entre 0,2 – 1,2 %; siendo más frecuente en mujeres (relación 3:1) y en áreas urbanas.
Las manifestaciones clínicas de la artritis reumatoide, son diversas. Las más frecuentes:
• Dolor de carcterísticas inflamatorias.
• Inflamación articular.
• Rigidez articular tras el reposo.
• Deformidad articular, en fases avanzadas, que puede producir invalidez de forma progresiva.
• Debilidad y atrofia muscular por la menor movilidad y uso de las articulaciones.
Las articulaciones más afectadas al inicio de la enfermdad son las metacerpofalángicas, interfalángicas proximales de las manos, muñecas y metatarsofalángicas de los pies. A medida que avanza la enfermedad, se afectan otras articulaciones como hombros, codos, rodillas y tobillos.
Es característica la rigidez matutina: dificultad al movimiento de las articulaciones al levantarse de la cama o después de permanecer un tiempo en reposo. La afectación articular es simétrica y la rigidez matutina de más de una hora de duración.
Además pueden añadirse síntomas generales como fiebre, fatiga, pérdida de peso, mialgias, afectación emocional… y manifestaciones sistémicas pulmonares, cardíacas, cutáneas, etc.
Dentro del tratamiento de la artritis reumatoide, además de las distintos fármacos empleados, resultan fundamentales las medidas no farmacológicas, en las que el personal de enfermería tiene un papel fundamental.
Medidas no farmacológicas
1. Estas medidas no farmacológicas incluyen como punto cardinal la educación sanitaria de los pacientes con artritis reumatoide, ya que un paciente informado y activo, con conocimientos adecuados acerca de su enfermedad, se espera participe activamente en el cuidado de su salud: adoptando conductas saludables así como modificando aquellas que resulten perjudiciales para su salud. Se incluirá educación sobre la enfermedad, el tratamiento, estilos de vida, ayudas…
2. En líneas generales, en cuanto a estilo de vida, se recomienda: realizar actividad física regular, seguir una dieta equilibrada y variada, evitar el tabaco y alcohol, descanso y ocio adecuados, reducir el estrés y mantener una buena adherencia al tratamiento.
3. Es importante el descanso para las articulaciones sobre todo en momentos de brote articular, aunque no hay que olvidar alternarlo con la práctica de ejercicio de forma regular para disminuir la rigidez muscular y articular, aumentar la movilidad, mejorar la fuerza y flexibilidad…
4. El ejercicio físico debe de realizarse de forma regular, sin forzar nunca una articulación dolorosa. Entre los múltiples beneficios del ejercicio físico se encuentra: mejora el estado físico general, disminuye el dolor, previene y disminuye la rigidez articular y la limitación de movimiento, fortalece y mantiene la musculatura, ayuda a controlar otras patologías crónicas frecuentes (diabetes, obesidad, enfermedades cardiovasculares), evita el insomnio, mejora el estado de ánimo…
Pueden realizarse ejercicios de flexibilidad, de fortalecimiento muscular, ejercicios aeróbicos, o ejercicios de conciencia corporal, entre otros.
Seguir una serie de reglas básicas de ergonomía articular permite proteger las articulaciones. Podrían destacarse algunos consejos como: evitar la obesidad, evitar cargar pesos, evitar realizar gestos de fuerza con las manos, conservar las fuerzas organizando la tarea y evitar la fatiga, evitar posturas mantenidas en el tiempo, estirar las piernas frecuentemente, colocar el cuerpo en la posición más adecuada para realizar tareas concretas…
5. Recomendar la utilización de ortesis (dispositivos ortopédicos aplicados externamente a una parte del cuerpo) para inmovilizar o restringir movimientos; alinear, corregir o prevenir deformidades; amortiguar o redistribuir la carga sobre una parte del cuerpo, etc. Y de ayudas técnicas para prevenir, compensar o mitigar las deficiencias, discapacidades o minusvalías generadas por la enfermedad; engrosadores para cubiertos, abridores, girador de llaves, pinzas, etc.
6. Como modelo de alimentación equilibrada, se recomienda seguir la dieta mediterránea.
7. Puesto que el tabaco se muestra como factor de riesgo para desarrollo de artritis reumatoide y se asocia a una mayor gravedad de su curso clínico y una peor respuesta al tratamiento farmacológico, la deshabituación tabáquica debe de ser un pilar fundamental en el abordaje del paciente con artritis reumatoide.
8. Como ya se ha mencionado, la artritis reumatoide afecta a todos los aspectos de la vida, incluyendo también el ámbito laboral. Por ello, es importante tener en cuenta las limitaciones que le provoca la enfermedad a la hora de desarrollar su actividad laboral.
9. La sexualidad es considerada una parte integral del ser humano, vinculada a la calidad de vida y a la propia identidad. Vivir con dolor, rigidez, fatiga, movimientos limitados, disminución de la fuerza y depresión asociada a la artritis reumatoide, puede reducir la capacidad para la expresión y el placer sexual. No obstante existen distintas pautas que permiten mantener / mejorar la vida sexual en el paciente reumático.
Así pues, en el tratamiento del paciente con artritis reumatoide resulta fundamental el abordaje que el personal de enfermería puede realizar a través de esta serie de medidas no farmacológicas, tratando de conseguir un mejor control de la enfermedad y una mejora de la calidad de vida del paciente.