Los balnearios tienen muchas ventajas a la hora de mejorar nuestra salud debido a la composición de sus aguas y a las diferentes técnicas de aplicación, pero no hay que olvidar la importante asociación que siempre existe entre la localización de estos centros y el medio natural, y es precisamente ese entorno privilegiado el que también interactúa en nuestro estado de bienestar.
En el Balneario de Elgorriaga podemos encontrar esta perfecta simbiosis entre el agua termal y una naturaleza generosa que rodea el entorno, impregnándolo con una atmósfera saludable que invita a emprender numerosas rutas a través de sus bosques.
Las aguas termales habitualmente han estado ligadas al mundo del misticismo y de la fábula hasta mediados del siglo XIX, dónde autores como el Dr. Fleury (1814-1872), separaron a la hidroterapia del campo del empirismo para convertirla en una terapéutica científica con fines paliativos y curativos. Este médico estableció el terreno de cultivo para introducir la semilla de la hidrología médica en las clases de las facultades de medicina de aquella época.
Vincenz Priessnitz (1799-1851) fue un agricultor que, a pesar de su falta de formación académica y gracias a sus dotes de intuición y de observación, se convirtió en un famoso y renombrado curandero que dio origen a la medicina alternativa/complementaria usando la hidroterapia y los recursos naturales como el agua fría y pura de la montaña, el clima, el reposo, la actividad física y la alimentación. Fue nombrado miembro de honor de la mayor parte de las sociedades médicas de Europa y, gracias a él, su majestad imperial de Austria fundó la Cátedra de Hidrología del método Priessnitz en la Universidad de Viena.
Los efectos beneficiosos del agua mineromedicinal
También en ese periodo, otro clásico que favoreció enormemente la difusión del uso del agua con fines terapéuticos fue el médico naturista alemán Sebastian Kneipp (1821-1897) quien fundó en 1889 un gran establecimiento balneario. Allí acudían numerosos pacientes que fueron tratados con aplicaciones de agua a diferentes temperaturas, fricciones y maniobras de amasamiento, ejercicios dirigidos, y todo ello combinado con la toma de plantas medicinales. Consideraba a las enfermedades como situaciones provocadas por la presencia de sustancias patógenas en el torrente sanguíneo y utilizaba el agua para movilizar y favorecer la eliminación de las toxinas, aumentar la actividad del metabolismo general y de las disfunciones de determinados órganos, a la vez que favorecía la adaptación del sistema circulatorio a las condiciones ambientales. Utilizó preferentemente la terapia con chorros, baños fríos y calientes, baños de vapor, lavados de agua fría, compresas, lociones y envolturas. La fitoterapia, utilización de las plantas medicinales con fines curativos, fue ampliamente difundida por su escuela. Su aplicación era en forma de infusiones para su acción interna/digestiva o bien vía externa como aditivos para los diferentes tipos de baños y afusiones. Utilizó todo tipo de plantas, pero hay que destacar el empleo de las semillas y de las flores del heno para la búsqueda de un efecto analgésico. Hoy en día se sigue utilizando el saquito de heno para múltiples patologías, sobre todo del aparato locomotor (reumatismos crónicos degenerativos) y de vías urinarias (cólicos renales).
En el Balneario de Elgorriaga, se utilizan también esencias y aceites provenientes de plantas medicinales que contribuyen a complementar los efectos beneficiosos del agua mineromedicinal. Se añaden a las bañeras, a diversos tipos de masajes y en forma de baños de vapor. Una vez más, tenemos que agradecerle a la naturaleza el regalo que nos ofrece.