Los pacientes trasplantados viven un largo proceso de enfermedad desde el diagnóstico hasta el trasplante. Su sistema inmunológico se va debilitando y la piel, que actúa como primera barrera contra los agentes externos, está más expuesta a agentes dañinos. Como consecuencia, son más frecuentes los problemas dermatológicos, especialmente los tumores cutáneos relacionados con la radiación ultravioleta y las lesiones precancerosas, denominadas queratosis actínicas.
La combinación de los fármacos inmunosupresores y la radiación ultravioleta son los factores que más se relacionan en los pacientes trasplantados de órgano sólido con la aparición de cáncer cutáneo no melanoma.
En comparación con la población general, los tumores cutáneos que desarrollan tienden a aparecer en edades más tempranas, suelen presentarse en forma de tumores múltiples, tienen más tendencia a la recidiva y se comportan de forma más agresiva.
Fotoprotección en paciente trasplantado
La protección solar es un hábito de salud. Más allá de prevenir la aparición de lesiones estéticas en forma de manchas y arrugas (fotenvejecimiento), también previene la aparición de tumores cutáneos.
La fotoprotección debe recomendarse siempre y a toda la población y especialmente a los pacientes con trasplante renal ya que son población con mayor riesgo de sufrir daño por las radiaciones ultravioletas.
Medidas principales de fotoprotección
HÁBITOS: Se debe evitar la exposición solar directa y prolongada, especialmente en las horas centrales del día (entre las 12 y las 16 h) ya que en este periodo la cantidad de radiación ultravioleta es mucho más intensa. No hay que olvidarse de la fotoprotección en los días nublados o al realizar actividades cotidianas al aire libre (ir al parque, pasear…). Hoy en día existen aplicaciones en el móvil que nos informan del índice de radiación ultravioleta. Cuando este índice es mayor o igual a 3, es recomendable protegerse exhaustivamente del sol.
VESTIDOS: Es importante la utilización de ropa adecuada. Se recomienda el uso de prendas (gorros, camisetas, pantalones…) confeccionadas con materiales eficaces a la hora de evitar ser atravesados por los rayos solares. Igualmente de importante es el uso de gafas de sol homologadas para evitar el daño en los ojos producido por la exposición solar.
FILTROS SOLARES: Son productos que se aplican sobre la piel para protegerla de los rayos ultravioleta, tanto de los denominados A (UVA) como de los B (UVB). Ofrecen un grado de protección frente a la radiación ultravioleta que se puede medir mediante el índice FPS (Factor de Protección Solar). Este índice nos indica el número de veces que se aumenta la capacidad de defensa natural de nuestra piel frente a los efectos de los rayos ultravioleta.
Tipo de bloqueador (fotoprotector) frente a radiaciones UVB
Bajo: 2,4,6. Medio: 8, 10 y 12. Alto: 15, 20 y 25. Muy alto: 30, 40 y 50. Ultra: +50.
• Tiene que ser aplicados unos 30 minutos antes de la exposición solar y en cantidad suficiente.
• La aplicación ha de ser renovada después de cada baño prolongado (más de 20 minutos) o cada 2-3 horas.
• Lo idóneo es utilizarlos correctamente junto con el resto de las recomendaciones de fotoprotección comentadas anteriormente.
En los pacientes trasplantados es especialmente importante el seguimiento de estas medidas preventivas así como la autoexploración ya que es fundamental para detectar lo más precozmente posible tumores cutáneos y lesiones precancerosas que deben tratarse por parte del dermatólogo antes de que aparezca el cáncer cutáneo.
Es importante recordar que en estos pacientes hay que proteger tanto las zonas expuestas (cuero cabelludo, cara, orejas y escote…) como el dorso de las manos, puesto que es un lugar afectado con frecuencia por estas lesiones y por tanto en la que hay que aplicar el fotoprotector solar diariamente. Ante la duda de si una lesión de nueva aparición es un tumor cutáneo, debe acudirse al dermatólogo.