¿Qué tienen en común las nubes, la luna y el mar muerto?


Lorena V. Galarregui

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Efectivamente, la ingravidez, la FLOTACIÓN. Siempre me he preguntado que sería flotar. Me imaginaba ser un dibujo animado que iba ondeando con mi cuerpo por las nubes y acariciándolas a la vez. O que era un astronauta que bailaba con la ingravidez, paseando por la luna. O ya en un hecho más real y cercano, un baño en el Mar Muerto, donde su sal hace que uno pueda leer tranquilamente el periódico dentro del agua, pero allá, en los mundos Jordanos.

Ya no me hace falta ni utilizar mi imaginación, ni viajar fuera de España para poder disfrutar de esa sensación de ingravidez, de flotar. Lo puedo hacer en el Balneario de Elgorriaga, en ese pueblecito de 200 habitantes que se encuentra en un enclave maravilloso en el norte de Navarra, en el Valle de Malda-Erreka, a un kilómetro de Santesteban-Doneztebe.

Un balneario de salud

Sus aguas mineromedicinales, con la mayor concentración de sal conocida, más que las del propio Mar Muerto, hace que este sueño se haga realidad. Que tengamos a nuestro alcance todos sus beneficios.

Un balneario es sinónimo de salud, no de milagros, pero ayuda mucho a que nuestro cuerpo y nuestra mente se revitalicen, equilibren y energicen.

Sus propiedades son beneficiosas para la piel, los problemas circulatorios, respiratorios y del aparato locomotor. Hoy vamos a centrarnos un poco en el problema del Siglo XXI, el estrés. Según la Real Academia el estrés es: la tensión provocada por situaciones agobiantes que originan reacciones psicosomáticas o trastornos psicológicos a veces graves. Pero, no solo se estresa nuestra mente, sino que nuestro cuerpo también se resiente. Vivimos en una sociedad que nos podemos permitir excesos, de alimentación no sana, de polución, contaminación y de sedentarismo.

Con un poco de voluntad uno puede conseguir lo que se proponga, puede conseguir relajarse, ser uno mismo, sentirse bien y que los demás le vean igual de bien. El Balneario de Elgorriaga pone su granito de arena, con sus aguas, para que así suceda.

Entre los servicios con los que cuenta el Balneario, está el de los masajes. Cabe destacar que son muy buenos y relajantes, con un personal especializado pero similares a los de otros centros. No así los tratamientos o técnicas termales realizados con las aguas mineromedicinales del lugar; peeling con sal del manantial, tratamientos con aceite de oliva natural, baños relajantes o estimulantes en bañeras individuales con agua salada del Balneario, o ya la Joya de la Casa, el recorrido de relajación en la Piscina Termal y el Flotarium. Llegado a este punto tengo que matizar que, el agua que sale directamente del manantial, es rebajada con agua dulce. Poca gracia nos haría si fuéramos al Balneario a que sus aguas nos beneficien y no pudiéramos meter más que la parte más prominente de nuestra zona trasera. Esto no hace que sus beneficies mermen, sino que, así se puede disfrutar más tiempo de ellas.

Empezaré explicando el “Flotarium”: la piscina más sencilla que tenemos, ni chorros, ni jacuzzi, nada, únicamente una barandilla donde agarrarse. Cabe poca gente, 5-6 personas máximo. Se preguntarán ¿Qué tiene de especial esta piscina? La respuesta es sencilla, es el agua menos rebajada, vamos, donde más se flota. 20 minutos de auténtico placer. Y todo de forma natural, sin que se le añada nada de sal. También está la piscina grande, redonda, donde en una hora se puede disfrutar de sus chorros lumbares y de contracorriente, de las cascadas, tumbonas de burbujas, bancadas y de un jacuzzi. Todas las burbujas son accionadas de manera independiente y personal. Que mayor placer que no hundirse, mirar al techo y ver tras la cristalera, el cielo, las nubes, los pájaros.. Señoras, señores y público en general, les voy a dejar para ir a darme un baño en la piscina, puesto que escribiéndoles estás letras he recordado que gran placer es la sensación de ingravidez.