Trasplante de médula ósea: concepto y principales características


Ana Blanca Sousa Bernués, María Marín Ibáñez, Loreto Abardia Tosat y Loreto Ibor Serrano. Enfermeras Servicio Medicina Intensiva. Nuria Samper Encinas. Enfermera. Paula Omedas Bonafonte. Médico Servicio Medicina Intensiva Hospital San Jorge. Huesca

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El trasplante de médula ósea (TMO) es una opción terapéutica que se emplea contra múltiples deficiencias inmunológicas. En el año 2012 se alcanzó 1 millón de trasplantes realizados en todo el mundo. Los trasplantes de progenitores hematopoyéticos en España aumentaron en el año 2015, en el cual se alcanzó un máximo de 3.068.

La historia del TMO es más corta que la de los órganos sólidos. Los primeros intentos se realizaron antes de la Segunda Guerra Mundial. En 1957, Donall Thomas publicó los primeros informes sobre la infusión de médula en pacientes después de recibir quimioterapia, considerándose el pionero del trasplante clínico.
Este proceso involucra acciones muy complejas requiriéndose un equipo multidisciplinar que asista tanto al paciente como a la familia durante todas las etapas del proceso.

Los pacientes sometidos al TMO atraviesan 6 etapas, las cuales necesitan de un equipo asistencial preparado que les ayude a pasar por cada una de ellas:
1. La decisión de someterse al trasplante.
2. La espera hasta ser admitidos.
3. El régimen de acondicionamiento.
4. El trasplante propiamente dicho.
5. La inmunosupresión.
6. El alta hospitalaria.
Existen diferentes tipos de TMO según la procedencia de la médula donada:
• Autólogo: La médula ósea es extraída del propio paciente. Esta se almacena congelada, las Stem cell son criopreservadas en un congelador a una temperatura de entre -80ºC hasta -196ºC. Posteriormente se introduce en el paciente después de un periodo de acondicionamiento.
• Alogénico: El paciente recibe la médula ósea de otra persona. Este es posible gracias a la identificación y descripción del sistema de Antígenos Leucocitarios Humanos (HLA), los genes del HLA se encuentran en el cromosoma 6. Debido al gran riesgo de mortalidad este tipo de trasplante suele ofrecerse a pacientes más jóvenes de los 55 años con quienes la quimioterapia convencional no funciona.

Tres tipos según el donante

1. Singénico: procedente de un gemelo idéntico.
2. Emparentado: procedente de un familiar HLA compatible
3. No emparentado: procedente de una persona HLA compatible, pero sin parentesco con el paciente.
A su vez, existen varias fuentes de extracción de progenitores hematopoyéticos:
• Médula ósea: Es la fuente original de las células progenitoras hematopoyéticas, la concentración es de 10-100 veces superior que en sangre periférica.
• Sangre periférica: En condiciones normales, existe una mínima cantidad de células progenitoras circulantes por lo que se precisa la administración de factores de crecimiento hematopoyético.
• Cordón umbilical: La sangre del cordón umbilical es rica en progenitores hematopoyéticos, pero su volumen es limitado. Se obtiene por punción de la vena umbilical y se emplea tanto en niños como en adultos.
Existen ciertas ventajas y desventajas según la obtención de las células hematopoyéticas que van a ser trasplantadas. Así pues la extracción por sangre periférica no precisa anestesia, pudiéndose realizar de manera ambulatoria, tiene menores tasas de morbilidad y mortalidad y una menor posibilidad de contaminación del producto. En su contra, como principal desventaja se encuentra la posibilidad de infecciones por posible contaminación del catéter por el cual se extraen las células.
La fase inicial del procedimiento comprende aspectos más técnicos como la recolección de las células progenitoras. La fase intermedia está relacionada con la prevención de la infección debido a la aplasia medular producida por el régimen de condicionamiento. La fase final, además de la prevención de la infección, involucra los aspectos psicosociales.
Es necesario tomar conciencia sobre la gran repercusión en la calidad y expectativas de vida del paciente sometido a un TMO, remarcándose la necesidad e importancia de una formación adecuada y constatada hacia el equipo asistencial que garantice la satisfacción y el cumplimiento al máximo posible de las necesidades del paciente y de la propiedad curativa del proceso.