Tras un largo invierno la llegada de los días soleados y calurosos es deseada por casi todos nosotros, aunque para algunas personas esto es más que un simple deseo. La posibilidad de exponerse al sol y broncearse es esperada con ansiedad por una parte de la población que encuentra en los baños de sol una satisfacción mayor que la que experimenta el resto de las personas de su entorno, pero este artículo no va dirigido exclusivamente a las personas que podemos llamar, “enganchadas” al sol. Se ha utilizado el término tanorexia, término no aceptado de forma generalizada, para definir esta adicción al sol, compartiendo con otras adicciones la pérdida de control al exponerse al sol de forma desmedida y pérdida del sentido de la realidad, con una percepción inadecuada del propio bronceado.
En estas fechas son habituales los artículos en prensa dedicados a este mismo tema, pero como veremos más adelante, sigue siendo necesario recordar algunos puntos y ofrecer algo de información. El verano es la época del año en la que pasamos más horas al aire libre, dedicamos más tiempo al ocio y recibimos gran parte de la radiación solar del año. El sinónimo del bronceado como equivalente de ocio al aire libre, aspecto deportista y dinámico comenzó a principios del siglo XX, cuando hasta ese momento el bronceado estaba relacionado con trabajos manuales al aire libre (agricultores, marineros, etc…). Este cambio en nuestra relación con el sol ha provocado el aumento de determinadas enfermedades antes limitadas a los grupos de población a los que por su trabajo no les quedaba más remedio que sufrir las inclemencias del tiempo.
Cáncer de piel
Este es el motivo que el cáncer de piel sea, no sólo el cáncer más frecuente, sino también el que más rápidamente aumenta, por encima de cualquier otro cáncer en el ser humano. Es indudable que el sol tiene muchas propiedades beneficiosas, eso es innegable, sin él no sería posible la vida, pero ha sido nuestro cambio de relación con el sol el que ha provocado un aumento de determinados problemas de salud que antes sólo lo padecían un número reducido de personas. Un ejemplo claro lo encontramos en Australia, donde la mayoría de la población de origen anglosajón y por lo tanto con pieles de fototipo claro (pelirrojos y rubios) vive en un país con altísima insolación para la que su piel no ha sido diseñada genéticamente. Si además se aumenta la exposición al sol debido a la moda, el resultado es que padecen las tasas más altas del mundo de cáncer cutáneo, alcanzando la categoría de problema de salud pública. Para que nos hagamos una idea, las campañas anti tabaco que actualmente se desarrollan, en países como Australia, se dirigen también a evitar la exposición solar. Todos los países registran el aumento de incidencia de cáncer cutáneo, el último informe de Medicare (seguro médico que cubre a la población norteamericana mayor de 65 años) es preocupante. El registro de cáncer cutáneo de Medicare del período comprendido entre 1992 y 2006, publicado en 2010, refleja un incremento muy por encima de los esperado, a pesar de la divulgación de los efectos dañinos del sol y de las campañas realizadas. El informe destaca el enorme gasto de recursos sanitarios para hacer frente a este aumento desenfrenado del cáncer de piel.
De las radiaciones que emite el sol y alcanzan la superficie terrestre las que provocan estos efectos dañinos son la Radiación Ultravioleta A y B. Dichas radiaciones son las responsables de los efectos indeseables agudos y crónicos de la exposición solar. El efecto agudo más frecuente es la quemadura solar y los efectos crónicos son el fotoenvejecimiento y el cáncer cutáneo. Evidentemente nuestra piel envejece con el paso de tiempo pero la exposición solar provoca un deterioro más intenso. Es fácil comprobar la diferencia entre zonas poco o no expuestas con las que sufren exposición crónica como la cara o dorso de manos. En estas zonas son más frecuentes la presencia de manchas, queratosis, arrugas etc..
¿Cómo podemos evitar los efectos nocivos del sol?
Es evidente que cuanto menos sol tomemos menos riesgos adquiriremos. Poca insolación es suficiente para sintetizar vitamina D con una alimentación correcta, así que no son necesarios “baños de sol” para tener una buena salud.
Existen factores que vienen determinados genéticamente (tipo de piel-fototipo), que nosotros no podemos modificar pero que sí tenemos que tener en cuenta a la hora de tomar una serie de precauciones. Clásicamente se distinguen 6 fototipos:
Además tendremos en cuenta el lugar dónde vamos a exponernos, cuánto más cerca del ecuador y mayor altura sobre el nivel del mar J. Ignacio Yanguas Bayona mayor radiación recibiremos. Evitaremos la exposición durante el mediodía, horas en las que mayor cantidad de radiación alcanza la superficie terrestre y no debemos olvidar el lugar en el que nos encontremos, por ejemplo, la arena refleja aproximadamente el 25% de la radiación que recibe. Por otra parte hay que tener presente que cuando nos bañamos también estamos expuestos a la radiación ultravioleta, ya que un porcentaje importante penetra en el agua, por lo que no debemos descuidarnos, pensando que en el agua estamos “a salvo” de los efectos del sol.
FOTOTIPO | QUEMADURA SOLAR | BRONCEADO | DESCRIPCIÓN |
I | Con facilidad | Nunca | Piel muy blanca, tipo céltico |
II | Con facilidad | Mínimo | Tras mucha exposición se broncea levemente |
III | Con cierta facilidad | Sí | Bronceado completo |
IV | Si exposición intensa Sí, con facilidad Bronceado completo rápido y mantenida | Sí, con facilidad | Bronceado completo rápido |
V | La exposición ha de ser Muy facilmente Piel con tono oscuro natural muy intensa | Muy facilmente | Piel con tono oscuro natural Ej: Indígenas americanos |
VI | Nunca | Siempre | Raza negra |
La protección solar
Una vez valorados nuestros factores personales (fototipo) y los ambientales (destino de vacaciones, horarios etc) no debemos olvidar aplicarnos filtro solar. El número de factor de protección solar (FPS) ha sido objeto de controversia. En un principio era el múltiplo por el que podíamos multiplicar el tiempo de exposición antes de alcanzar eritema (quemadura solar leve, enrojecimiento de la piel). Es decir, un factor 10 indicaba que si con nuestro tipo de piel nos aparecería eritema solar a los 10 minutos, con ese filtro en 10 x 10 = 100 minutos. La realidad es que se necesitaban aplicaciones muy generosas de crema protectora, además, los filtros se degradan con el tiempo de exposición solar. Este hecho y la confusión debida a la coexistencia de diferentes formas de clasificar los filtros (americana, australiana y europea) no hizo más que generar desconcierto. Desde el 2008 la Comunidad Económica Europea ha clarificado el tema simplificando el FPS en 4 rangos:
Protección baja: FPS: 6-10
Protección media: FPS: 15-25
Protección alta: FPS: 30-50
Protección muy alta: FPS: 50+
Para que sean efectivos, la aplicación debe ser abundante, media hora antes de exponernos al sol, renovando su aplicación cada 2 hora
En resumen, debemos cuidar nuestra piel ya que las agresiones a las que la sometamos a lo largo de los años se traducirán en un envejecimiento con aparición de manchas y arrugas, además de la posibilidad de padecer un cáncer cutáneo, el más frecuente y el que más rápido crece en el ser humano. La conocida frase de que “la piel tiene memoria” es bien cierta y debemos protegernos desde la niñez y durante toda nuestra vida.
Feliz verano.