La densitometría ósea y los dolores: mitos y realidades


Dra. Pilar S. del Río Martínez. Servicio de Reumatología. Hospital Clínico Universitario “Lozano Blesa”. Zaragoza. Dra. Marina Soledad Moreno García. Servicio de Reumatología. Hospital “Infanta Sofía”, Tudela, Navarra. Dr. Pablo Baltanás Rubio. Servicio de Anestesiología y Reanimación. Hospital Clínico Universitario “Lozano Blesa”, Zaragoza

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En numerosas ocasiones hemos oído comentar a amigos o conocidos, casi siempre mujeres, que les habían hecho una prueba muy conocida, la densitometría, y en las consultas nos encontramos con que a menudo se nos demanda esta prueba, pero ¿qué es la densitometría en realidad? ¿Para qué sirve? ¿Qué mide y qué podemos diagnosticar con ella?

Primero aclaremos algunos conceptos. La densitometría es una herramienta más para evaluar la osteoporosis, pero ¿qué es la osteoporosis?

La osteoporosis

Todo el mundo habla de ella, pero conviene realizar algunas aclaraciones. La osteoporosis es un problema por el cual nuestros huesos pierden masa ósea, es decir, se vuelven más frágiles al ser menos densos y, por lo tanto, es mucho más fácil que se rompan sin haber sufrido golpe alguno.
La osteoporosis es un proceso que no sólo afecta a mujeres postmenopáusicas, sino que puede afectar a hombres o a mujeres más jóvenes. Algunas enfermedades que producen trastornos hormonales, la toma de corticoides a dosis altas o la inmovilidad son algunos de los factores que pueden favorecer la osteoporosis. Ahora bien, y esto es una confusión muy extendida, ¿la osteoporosis duele? La respuesta es no.
La osteoporosis es un proceso por el cual el hueso pierde resistencia, y esto no duele, salvo, en ese caso sí, cuando este hueso se fractura sin golpe porque es demasiado frágil. Por lo tanto, si una mujer postmenopáusica tiene dolor, y no nos consta que se haya roto ningún hueso, no es por osteoporosis, probablemente sea por artrosis, que sí es un proceso doloroso.

La artrosis

A menudo se suele confundir osteoporosis y artrosis, y se meten en un mismo saco creyendo que las dos son causantes de dolores, sin embargo no es así. Ya hemos comentado que la osteoporosis no duele, mientras que la artrosis, que es el desgaste del cartílago que recubre las articulaciones, puede ser un proceso muy doloroso. Por tanto, son procesos distintos, que tiene una forma de diagnosticarse y tratarse distinta. Aunque sí que debemos reseñar que una persona puede padecer los dos problemas, osteoporosis y artrosis, puesto que uno no excluye al otro.

¿Qué es la densitometría?

Llegados a este punto hablaremos de la densitometría, ¿qué es realmente? La densitometría es una prueba que, como su nombre indica, mide la densidad de los huesos. Aunque hay distintos aparatos y se pueden medir diferentes zonas del cuerpo (talón, hueso radio…), la densitometría más completa y fiable es la que mide densidad de hueso en cadera y vértebras, que, por otra parte, son los huesos que más riesgo corren de romperse sin golpes cuando se padece osteoporosis. Por lo tanto, una densitometría nunca nos va a servir para aclarar el origen de nuestros males si lo que tenemos es dolor. Aunque la densitometría se haga de la cadera y vértebras, y en el caso de que a un/una paciente le duela alguna de estas zonas, esta prueba no nos da información alguna sobre el origen de nuestro dolor.
En cuanto al resultado de la densitometría, viene expresado en un término de estadística que se llama “desviación estándar” y que viene a ser, más o menos, cuanto se aleja o se acerca la masa ósea del paciente al que se le hace la prueba de la masa ósea de un adulto joven.
Ahora que ya sabemos un poco más en qué consiste la densitometría, nos haremos algunas preguntas más.
Esta prueba, ¿es necesaria para diagnosticar osteoporosis? La respuesta es no. La densitometría nos da un valor a partir del cual nos hacemos una idea de cómo está la resistencia de los huesos del paciente, pero no es obligatoria ni necesaria para hacer el diagnóstico de osteoporosis. Por ejemplo, si vemos un/una paciente mayor que se queja de dolor de espalda sin haberse dado un golpe, y al hacerle una radiografía vemos que se le ha fracturado una vértebra porque se ha “decalcificado” (como se dice popularmente), no es necesario hacer una densitometría, porque ya sabemos que ese paciente tiene osteoporosis. Lo importante será tratarle y aliviarle, y en este caso, el resultado de la densitometría es secundario.
La densitometría no supone la prueba determinante para diagnosticar osteoporosis, ya que a veces vemos casos de pacientes con una densitometría en la que aún no llega a haber osteoporosis (es decir, están en el paso previo, que se llama baja masa ósea u osteopenia) y se fracturan sin haberse dado golpe, lo que se llama una “fractura por fragilidad”. Y, ¿cómo puede ser eso? Porque la valoración de la osteoporosis es mucho más compleja que simplificar su diagnóstico sólo a hacer una densitometría.
En un paciente que pensemos que puede tener osteoporosis (que, recordamos, no duele salvo que ocurra una fractura por fragilidad), hay que evaluar todas las causas que pueden hacer perder resistencia a sus huesos, por tanto, tendremos en cuenta numerosos factores: sexo, edad, índice de masa corporal (relación peso/altura), si ya ha tenido otras fracturas por fragilidad, si sus padres se han roto la cadera (los antecedentes familiares son muy importantes), sus hábitos (si fuma, si bebe..), enfermedades: hipertiroidismo no tratado, diabetes, celiaquía, enfermedades del intestino que impiden la correcta absorción de nutrientes, enfermedades hepáticas, toma de corticoides a dosis altas durante tiempo prolongado, menopausia precoz en caso de mujeres…

Menopausia y osteoporosis

Entonces, según todo lo que hemos comentado, ¿es necesario que todas las mujeres a partir de la menopausia se hagan una densitometría? La respuesta es no. Afortunadamente, la osteoporosis no es un proceso que afecte o se acelere de forma incontrolada a partir de la menopausia. Sí que en algunos casos puede estar justificado realizar una densitometría en una mujer postmenopáusica, si existe alguno de los factores de riesgo que hemos comentado antes. La densitometría no es la prueba absoluta y necesaria para el diagnóstico de osteoporosis, simplemente es una prueba más para su evaluación.
Otro aspecto importante a reseñar es la periodicidad de las densitometrías. Existe la creencia generalizada de que deben repetirse cada dos años. Sin embargo, esto no es así. La densitometría se puede repetir, sin periodicidad fija pero nunca antes de 2 años, en casos concretos: por ejemplo, si hemos puesto tratamiento para la osteoporosis a un paciente y queremos ver si ha recuperado masa ósea en la densitometría, si tenemos un paciente con muchos factores de riesgo y queremos decidir si le tratamos o no…

Conclusiones

En conclusión, quedémonos con los siguientes mensajes: la osteoporosis es un proceso de pérdida de resistencia de los huesos, indoloro salvo cuando se complica y se producen fracturas sin golpe, las llamadas fracturas por fragilidad. La densitometría es una herramienta más que nos ayuda en la evaluación de la osteoporosis, pero no es necesario hacerla a todas las mujeres postmenopáusicas, ni repetirla cada dos años. Por último, reseñar que los factores de riesgo de osteoporosis que hemos comentado previamente tienen un gran peso a la hora de evaluar el riesgo de osteoporosis, igual o mayor que la densitometría.